INT. / STYLES, OFICINA DE MARIELA / DÍA
Mariela se encuentra en su oficina leyendo entre líneas unos documentos, los cuales pasa uno por uno hasta un punto en que, frustrada, los lanza hacia el escritorio y se pasa las manos por la cabeza. La mujer se queda pensativa recordando su visita al barrio esa tarde.
FLASH BACK
Mariela: Buenos días, mucho gusto. Mi nombre es Mariela Díaz de Uzcátegui (Le da la mano y Agustina le corresponde). Estoy buscando a una mujer que se llama Lorenza y me dijeron que vive en esa casa.
Dentro de la casa, Lorenza escucha escondida tras una pared, sumamente preocupada y con varios sentimientos encontrados al tener tan cerca a quien fuera su amiga.
Agustina: (nerviosa) ¿Lo… Lorenza dice?
Mariela: Sí, Lorenza Romero. ¿Ella se encuentra?
Agustina: Creo que está equivocada, señora, porque aquí no vive nadie con ese nombre.
FIN DEL FLASH BACK
Mariela no puede evitar que sus ojos se llenen de lágrimas ante la tristeza e impotencia que siente.
Mariela: Mi hija… Mi niña… (Toca el relicario que cuelga en su cuello). ¿Cuánto tiempo voy a tener que esperar para encontrarla, Señor? Estoy cansada; cansada de buscar sin resultados… ¿Qué más hago? Dime qué hago…
De repente, Erick entra a la oficina con una carpeta en las manos sin ni siquiera tocar. Mariela voltea el rostro rápidamente para evitar que él la vea llorando.
Erick: Tía, aquí tienes los… (Se detiene). ¿Estás bien?
Mariela: ¿Qué necesitas, Erick? ¿Por qué entras a mi oficina sin tocar? (Se limpia con sutileza los ojos).
Erick: Lo siento mucho. Quería darte una sorpresa reintegrándome de nuevo a este trabajo que tú tan amablemente me regalaste aprovechando que hoy amanecí sintiéndome bien, así que pensé que la mejor manera de hacerlo era terminar los bocetos de la próxima colección.
Mariela: (seria) Está bien. Deja la carpeta en mi escritorio y retírate, por favor.
Erick: Sí, claro (Pone la carpeta donde ella le dijo).
Erick se queda en silencio un par de segundos mirando con cierta curiosidad a Mariela.
Erick: (con ironía) Perdona mi imprudencia, tía, pero veo que no estás bien. Tal vez sea bueno para ti hablar con alguien y desahogarte. Puedes confiar en mí.
Mariela: Lo que menos quiero ahora es hablar con alguien sobre mis problemas personales que además no son de tu incumbencia. Déjame sola, por favor.
Erick: Tienes razón. Perdona que te importunara (Sonríe con hipocresía). Con permiso.
Erick sale de la oficina y cierra la puerta tras sí. Una vez lo hace, borra aquella sonrisa hipócrita de su rostro y no hace buena cara.
Erick: ¿Quién se habrá creído esa maldita vieja para hablarme así? Pero no importa. Me da gusto saber que por lo menos impedí que supiera la verdad y me voy a asegurar de que así siga siendo. Por ningún motivo puede saber que la secretaria más fea de la empresa es la “hijita” que tanto busca.
EXT. / SALÓN DE BELLEZA / DÍA
Entretanto, Margarita e Isabela llegan a un elegante salón de belleza ubicado en uno de los sectores más prestigiosos de la ciudad. Las dos bajan de un taxi y Margarita observa deslumbrada la fachada del lugar.
Margarita: ¡Ay doña Isabela! Esto se ve muy costoso para mí. ¿Cómo lo voy a pagar?
Isabela: Calma, mi corazón. Te dije que soy clienta VIP desde hace bastante tiempo, así que tengo infinidad de descuentos y cupones que te pueden servir.
Margarita: Mejor cojo un taxi y me devuelvo para la empresa antes de que descubran que no estoy en mi puesto de trabajo.
Isabela: (jalándola del brazo) ¡Por supuesto que no! Ya estamos aquí y no vamos a regresar hasta que salgas convertida en otra mujer. Vas a ver…
Margarita: Pero doña Isabela…
Isabella: ¡Cállate y déjate guiar por mí!
Isabela obliga a Margarita a entrar al salón jalándola del brazo a pesar de la inseguridad de ella. Una vez adentro, una estilista se acerca a ellas. Margarita se siente incómoda, porque las miradas de muchas clientas del salón se posan sobre ella.
Estilista: Buenas tardes, Isabela. ¿Cómo estás? Bienvenida.
Isabela: Hola querida.
Estilista: Es un placer tenerte por aquí de nuevo. Estábamos por llamarte para renovar tu membresía, porque al parecer tu madre la canceló.
Margarita se sorprende al escuchar eso.
Isabela: (incómoda) Ah, sí, la membresía… ¡Cierto!
La diva le sonríe forzada a la estilista y a Margarita para no quedar mal frente a ellas por el incidente ocurrido con su madre.
Isabela: Es sólo que… mi madre me recomendó asociarme a otro salón, pero no te creas. Yo jamás cambiaría éste que ha sido como mi segundo hogar. Por eso pensé en hacer uso de los descuentos que hay mi nombre y supongo que no hay ningún problema con ello, ¿verdad?
Estilista: Claro que no. Tú sabes que puedes usarlos cuando quieras.
Isabela: ¡Perfecto! Hoy pienso usarlos, pero no para mí sino para esta chica.
Isabela toma a Margarita de los hombros y la pone frente a la estilista para presentarla.
Isabela: Quiero que la transformen en algo diferente a lo que estás viendo, aunque sea un cambio pequeño, pero que haga la diferencia.
La estilista mira de abajo hacia arriba a Margarita algo indecisa y dudosa. Margarita tímidamente baja la cabeza.
Estilista: Bueno, veremos qué podemos hacer. Sigan por aquí, por favor.
La estilista le indica a Margarita que se siente en una silla giratoria. Dos estilistas más vienen; uno de ellos le pone una capa a la muchacha, poniéndola nerviosa.

El otro estilista le retira los lentes, ante lo cual ella entrecierra los ojos, puesto que no ve del todo bien. Isabela se queda a su lado atenta. Luego, el primer estilista empieza a quitarle a Margarita su habitual trenza, lo cual la pone nerviosa.
Margarita: Me siento súper extraña, doña Isabela. ¿Qué me van a hacer?
Isabela: Tú tranquila, niña Margarita. Relájate. Vas a ver que una vez salgas de aquí no serás más la misma (Le guiña un ojo).
Varias escenas en secuencia empiezan a pasar. Mientras el primer estilista se encarga de arreglar el cabello de Margarita peinándolo, el otro comienza a limar sus uñas y a hacerle manicure. La estilista que les había atendido desde el principio se encarga de supervisar que los otros dos hagan su trabajo. Margarita, aunque nerviosa, se deja llevar sin entender qué clase de cambios le están haciendo. Más tarde, uno de los estilistas toma una plancha y comienza a alisar un poco el cabello de Margarita, mientras que el otro comienza a maquillarla sutilmente.
INT. / STYLES, ESTACIONAMIENTO / DÍA
Matt camina con Erick en dirección al auto del primero, ya que es hora de salida en la empresa para todos los empleados.
Erick: Tengo que pedirte una disculpa por abusar de tu confianza, Matt.
Matt: (extrañado) ¿Por qué?
Erick: Por estar llevándome en tu auto de ida y regreso. Créeme que no te molestaría de no ser porque me queda imposible gastar el adelanto que Mariela me dio pagando un taxi que me traiga para la empresa todos los días o que me lleve de regreso a la casa.
Matt: Por eso no te preocupes, además míralo por el lado bueno. Casi siempre podemos ir hablando de algo interesante en el camino.
Erick: (ilusionado) ¿De verdad no te molesta?
Matt: Claro que no, Erick. Para mí ha sido agradable en cierta parte, porque nos hemos podido conocer mejor. De verdad me la paso bien contigo (Le da una leve palmada en la espalda).
Erick sonríe levemente ilusionado al escucharlo.
Matt: Es más… ¿Qué te parece si mañana que es domingo vamos a un club para nadar, jugar golf un rato, no sé…?
Erick: Je suis désolé (Lo siento), pero tú sabes que no tengo cómo costearlo por ahora.
Los dos hombres se detienen justo donde está estacionado el carro de Matt.
Matt: Yo te invito. Tranquilo. Es más, se me ocurre una idea (Sonríe). ¿Qué tal si pago tu membresía para que te hagas miembro del club y a cambio me enseñas francés?
Erick: (riendo) ¿Qué?
Matt: Lo que escuchaste. Me haría bien aprender algo ahorita que tenemos pendiente un negocio con unos proveedores franceses. Tú podrías ser mi profesor. ¿Qué dices?
Erick: (riendo) Estás loco. Yo no puedo.
Matt: ¿Por qué no? Viviste toda la vida en Francia. Eres bilingüe. ¿Qué te lo impide? ¿O es que tengo cara de ser mal estudiante?
Erick: Claro que no, no es eso. Es que… (Dudoso) Bueno, c’est bien (Está bien). Que sea un trato entonces, pero con una condición.
Matt: Tú dirás.
Erick: Tienes que comprometerte a estudiar duro y a prestar mucha atención en mis clases para que puedas aprender, sólo eso.
Matt: Como mande el señor profesor.
Los dos se ríen. Matt abre la puerta del auto y Erick se dirige a abrir la puerta del asiento de copiloto. En ese momento, se escucha la voz de una mujer llamando a Matt a lo lejos. Es Margarita, quien viene acompañada por Isabela, pero la cámara no la enfoca.
Margarita: ¡Matt! ¡Matt, espera!
Erick y Matt voltean a ver. Los dos se sorprenden al verla venir, pero lo que más les sorprende es el notable cambio de ella.
Margarita: (jadeando) ¡Ay Matt! Menos mal te logré alcanzar antes de que te fueras.
Matt: (sorprendido) Margarita…
El hombre la mira de abajo hacia arriba al compás de la cámara que finalmente la enfoca.
Efectivamente, Margarita luce diferente, un poco más agraciada, con el cabello suelto y maquillada de forma tenue, aunque aún conserva sus rasgos tímidos y grandes lentes que no la hacen ver tan atractiva.
Isabela: (jadeando) Sí, nos vinimos casi volando para alcanzarte, niño Matt, con decirte que a mí sólo me faltó sacar la escoba para que llegáramos a tiempo.
Erick: ¿A tiempo? ¿Para qué?
Margarita: Bueno, yo…
Isabela le pega un leve codazo a Margarita. Ella respira hondo.
Margarita: Quería invitarte a tomar un café, Matt.
Matt se sorprende al escucharla. Erick, por su parte, se ve molesto y disgustado.
Margarita: Eh… Es que esta semana para mí… porque tú y yo… Yo quería… (Indecisa, sin saber qué decir). ¡Ay chispas! Perdóname. Es que estas cosas no se me dan tan bien y se me hace bolas la cabeza.
Isabela: La niña Margarita quiere agradecerte por la paciencia que le has tenido esta semana que ha trabajado para ti, niño Matt. Ella se siente muy halagada de que tú hayas querido hacerte su amigo y de que la trates tan bien. Por eso pensó en hacerte esta invitación, ¿no es así, niña Margarita?
Isabela se acerca y le susurra algo a Margarita en el oído.
Isabela: Dile que sí, carajo.
Margarita sólo asienta rápidamente con la cabeza. Matt le sonríe con ternura a su secretaria.
Matt: Gracias por tan bonita invitación, Margarita. Es muy considerado de tu parte…
Erick: (interviniendo) Pero ya nos íbamos justo cuando llegaste, muchachita.
Margarita baja la cabeza desanimada al escuchar a Erick.
Erick: Entenderás que Matt está muy cansado. Ha sido una semana dura para él, porque es su primer trabajo y lo correcto es que no lo importunes con ese tipo de invitaciones.
Isabela: ¡Oh santo cielo! ¿Oyen eso? (Mira a su alrededor). Parece que hay una cacatúa por ahí hablando.
Erick: (ofendido) ¿Qué cosa?
Matt: Basta, por favor, ahorita no se van a poner a discutir aquí. Te agradezco que pienses en mí, Erick, pero no puedo rechazar la invitación de Margarita.
Erick se disgusta al escuchar a Matt, mientras que Margarita levanta la cabeza con cierta ilusión.
Margarita: ¿Eso quiere decir que…?
Matt: Sí, Margarita, vamos. Me gustaría mucho ir a tomar un café contigo.
Margarita: ¡Ay, muchísimas gracias! Es sólo un detalle que quería tener contigo. Déjame pido un taxi ya mismo para que…
Matt: (la interrumpe) No hay necesidad de que pidas un taxi. Vamos en mi carro y tú me dices a qué cafetería quieres que vayamos.
Erick: Bueno, dadas las cosas, creo que deberé ser yo quien tome un taxi para irse.
Matt: Cierto, Erick, disculpa… Yo sé que te iba a llevar, pero no me esperaba ahorita una invitación a salir.
Erick: Descuida. Claro que, si a Margarita no le molesta, podría acompañarlos. De repente también se me antojó un café, pero obviamente como la invitación es para ti, yo pago por lo mío y así Margarita no tendría que preocuparse por pagar un café extra.
Matt: Bueno, pues si a Margarita no le molesta que vayas…
Margarita: (algo incómoda) Para nada, Matt.
Matt: Está bien, subamos.
Matt le abre la puerta de los asientos de atrás a Margarita. Los dos intercambian sonrisas y ella se sube. Erick se ve molesto, pero no ve de otra que guardar silencio y subir al asiento de copiloto. Matt es el último en abordar el vehículo y unos segundos después, se van. Isabela se queda suspirando.
Isabela: Espero que le salga todo bien a la niña Margarita (Conmovida). ¡Crecen tan rápido!
En ese momento, un auto negro, conducido por un chofer vestido de traje, aborda a Isabela. La ventana de los asientos de atrás baja y la diva se sorprende al ver a Eloísa, su madre. Tal parece que la estaba esperando.
Isabela: ¡Mamá! ¿Qué estás haciendo aquí?
Eloísa: (seria) Sube al auto. Necesito hablar contigo.
Isabela: (orgullosa) ¿Sobre qué? Después de que me echaste de tu “mansión” peor que a un perro pensé que ya no querías saber nada más de mí.
Eloísa: Deja de ser insolente y no me hables así. Te estoy dando la oportunidad de que hablemos, así que súbete al auto ya mismo.
Isabela luego de pensarlo unos segundos accede y sube el vehículo en el otro asiento al lado de su madre.
INT. / CAFETERÍA / NOCHE
Ha caído la noche. Margarita, Matt y Erick llegan a una fina cafetería de la ciudad. Hay varios clientes y de fondo se escucha una tenue melodía tocada en piano.
Erick: ¡Vaya! Tengo que reconocer que no me esperaba un lugar tan elegante como este de tu parte, Margarita. ¿Es la primera vez que vienes?
Margarita: (incómoda) Me lo recomendó doña Isabela.
Matt: Para mí está perfecto. Yo tampoco había llegado a venir, así que no entiendo por qué lo dices en ese tono, Erick.
Erick: Por nada en especial, primo, pero bien sabemos que el estrato socioeconómico de Margarita no es el más alto.
Margarita se ve notablemente incómoda por los comentarios de Erick.
Erick: Ella es una asalariada más y, por lo tanto, no me esperaba que nos trajera a una cafetería tan distinguida a la que suelen venir personas de clase alta.
Margarita: (sonriendo forzada) ¿Qué les parece mejor si tomamos asiento?
Los tres toman asiento en una de las mesas. Un mesero se acerca para tomar sus órdenes y le entrega cada uno una carta con el menú de la cafetería.
Mesero: Buenas noches (Ellos le responden el saludo). ¿Qué desean pedir?
Erick: Hmmm (Toma la carta y empieza a leerla). Creo a mí me gustaría un espresso panna, por favor, con una buena porción de crema batida.
Matt: (leyendo la carta) Yo quisiera un espresso solamente.
Erick: ¡Ay primo! Hay muchísimas preparaciones. Deberías escoger algo más que un simple café expreso.
Margarita: Don Erick tiene razón, Matt. Escoge lo que más te guste y si es por el precio no te preocupes. Doña Isabela me regaló unos cupones para pagar, ya que ella es clienta recurrente de esta cafetería.
Matt: Bueno, siendo así, me caería bien un americano.
Mesero: Y usted, señorita, ¿qué desea pedir?
Margarita: (sonriendo) Por mí un americano también estaría bien.
Mesero: (anotando todo en su libreta) Muy bien, en un momento traigo sus órdenes. Con permiso.
Margarita: Gracias.
El mesero recoge las cartas y se retira.
Matt: Gracias de nuevo por la invitación, Margarita, pero no te voy a negar que me siento raro. Es la primera vez que una mujer toma la iniciativa de invitarme a salir, je, je, je.
Margarita: (apenada) ¡Ay Matt! ¿Cómo crees? No lo tomes como una cita o algo parecido. Es solo una invitación desinteresada que te quería hacer por lo lindo que has sido conmigo esta semana, además, la idea ni fue mía.
Erick guarda silencio escuchando molesto la conversación.
Matt: Como haya sido, gracias y ya deja de estar agachando la cabeza y apenándote conmigo por todo. Tenme más confianza, somos amigos (Le sonríe).
Margarita: (se sonroja) Perdóname, es que… Me pongo algo nerviosa. Yo nunca he tenido a un hombre, así como tú, de amigo.
Erick: ¿En serio? ¿Tampoco novio?
Margarita: (incómoda) ¡Ejem!
Erick: ¡Ay lo siento! ¿Te molestó esa pregunta?
Margarita: Para nada, don Erick y no, tampoco he tenido novio.
Matt: Margarita ha sido algo tímida por lo que he podido conocer de ella, Erick. Por eso nunca ha tenido una relación con nadie.
Erick: Claro, ahora la entiendo mucho mejor y tienes suerte en ese sentido, Margarita, porque Matt no se relaciona con cualquier persona y si quiso hacerse tu amigo a pesar de la relación laboral que hay entre ustedes es porque vio algo interesante en ti fuera de… Tu aspecto personal.
Matt: Erick, no entiendo a qué viene ese comentario tuyo en este momento.
Erick: Es la verdad, primo. El hecho de que tú y ella sean amigos no quiere decir que te llame la atención como mujer. ¿O me equivoco?
Matt: (incómodo) Eh, bueno, pues…
Margarita: (interviniendo) Matt y yo sólo somos amigos, don Erick. ¿Cómo va usted a pensar que tenemos otras intenciones?
Erick: De parte de él no creo, pero de ti…
(0:00 hasta 1:44)
Erick dice aquello doble sentido recordando el diario. Margarita se siente empalidecer temiendo que él hable de más frente a Matt.
Matt: Erick, suficiente, perdona que te lo diga, pero sólo estás amargando el momento con tus comentarios salidos de lugar.
Erick: ¿Qué tienen de malo mis comentarios? Los tres aquí somos adultos y pienso que tenemos la suficiente madurez para hablar de este tipo de temas. ¿O tú qué crees, Margarita? (Le sonríe con burla).
Margarita: (nerviosa) Yo… Eh…
Erick: Me imagino que un hombre tan apuesto y de buen parecer como mi primo sería como un sueño para ti, je, je, je. Pero no vaya a ser que confundas las cosas, eh. Yo en tu lugar no pondría mis ojos tan alto.
Margarita agacha la cabeza y mira para otro lado. Erick quiere cada vez más avergonzarla frente a Matt.
Erick: Es más, si me permites darte un consejo, una cirugía estética y unos cuantos cambios no te caerían nada mal. Deberías pensarlo a ver si así logras conocer a alguien, claro que algunos no cambian ni volviendo a nacer, ja, ja, ja.
Margarita: (levantándose) Con permiso. Voy al baño.
Margarita se retira sumamente avergonzada con dirección al baño. Matt mira con cierto reproche a Erick.
Erick: (cínico) Ups, parece que sí se molestó.
Matt: (negando con la cabeza) Te pasaste.
Matt se levanta y sale detrás de Margarita.
Erick: (molesto) Por lo visto a Matt le importa demasiado lo que pase con ese esperpento. Estúpida, cree que con unos cuantos cambios va a dejar de ser la fea horrorosa que es.
Entretanto, Margarita entra agitada al baño de mujeres y se mira durante unos breves segundos en el espejo. Matt también entra.
Matt: Margarita…
Margarita: (alertada) ¡Matt! ¿Qué estás haciendo aquí? Es mejor que te salgas antes de que alguien te vea y haga un escándalo.
Matt: Yo sólo venía a decirte que volvieras a la mesa, no le hagas caso a mi primo. Él es así, un poco chocante a veces, pero no dejemos que se dañe la invitación que me hiciste por eso.
Margarita: Es que me dio muchísima pena contigo. Lo único que quería hacer con esta cita era agradecerte por tu amistad, nada más. Yo no quiero que vayas a pensar mal de mí.
Matt: Yo sé, pero créeme que, aunque así fuera y yo te gustara… O bueno, perdón, no quería decir eso, a lo que voy es que… (Rascándose un poco apenado la cabeza).
Margarita: Deja así, no hace falta que digas nada. Yo sólo siento un gran aprecio por ti, nada más. Lo último en lo que pensaría es en el amor.
Matt se queda mirando fijamente a Margarita. Ella al darse cuenta la rehúye la mirada mintiendo sobre sus sentimientos. Un silencio incómodo se forma entre los dos durante varios segundos.
Matt: Eh, sí… ¿Por qué mejor no volvemos a la mesa antes de que traigan lo que pedimos?
Margarita no dice nada y sólo asienta con la cabeza para luego salir primero del baño.
Matt: ¡Margarita!
Ella voltea a verlo. Matt se queda en silencio algo dudoso por lo que va a decir y no deja de mirarla.
Matt: Me dio pena decírtelo en presencia de Erick y de Isabela ahora, pero… Estás muy bonita (Le sonríe levemente).
Margarita se sorprende de la emoción al escuchar eso, pero intenta disimular, por lo que también le sonríe levemente a Matt.
Margarita: Gracias por el cumplido, Matt.
Matt: Por nada. Vamos.
Los dos salen del baño de mujeres. Matt camina detrás de Margarita.
INT. / CASA CHARLES, SALA / NOCHE
Isabela y Eloísa entran a la sala de la casa. La señora se sienta en el sillón más grande de la sala y mira muy seria a su hija. Eloísa, como es un típico en ella, viste de negro como si guardara luto perpetuo.
Isabela: (orgullosa) Bien, ya estamos aquí. Tú dirás. ¿Qué querías hablar conmigo como para haberme ido a buscar a la empresa?
Eloísa: Todavía te doy la oportunidad de pisar mi casa otra vez y me hablas con esos aires de prepotencia. Eres una completa insolente.
Isabela: ¿Qué esperabas? Me echaste a la calle, cancelaste todas mis tarjetas de crédito y hasta la membresía del salón de belleza la cancelaste también. Lo único que me falta es limpiar los baños sucios de algún cuchitril.
Eloísa: Pues no sería mala idea a ver si se te quita lo tarada.
Isabela: (indignada) ¿Vas a seguir insultándome? Porque de ser así, mejor me voy.
Eloísa: ¡Cállate y deja de hacerte la digna! Estuve pensándolo bien y creo que estos dos días que han pasado han sido suficientes para ti.
Isabela: ¿Qué quieres decir?
Eloísa: Me imagino que ya aprendiste una buena lección y puedes volver a esta casa.
Isabela: ¿De verdad?
Eloísa: Sí, pero no pienso consentir que ocurra lo del otro día, porque a la próxima, Isabela, no sólo te echo a la calle, sino que me encargo también de que pierdas tu trabajo de diseñadora en esa empresa.
Isabela: Te traté de explicar ese día que todo se trató de malentendido, pero no me quisiste escuchar.
Eloísa: Malentendido o no, eres mi única hija y no pienso permitir que te involucres con ningún hombre.
La anciana se pone de pie apoyándose con su bastón y se acerca a Isabela. Ésta la mira con cierto temor.
Eloísa: Tu lugar es aquí conmigo, cuidándome y respetándome como tu madre que soy.
Isabela: Nunca he entendido tu obsesión en amarrarme a esta casa contigo que está más vieja y desbaratada que una Eloísa que conozco por ahí (La señala estirando los labios).
Eloísa: (molesta) Respétame y deja de ser tan atrevida.
Isabela: Es la verdad, mamá. Toda mi vida has querido controlarme como si fuera de tu propiedad. Mira la edad que tengo y ningún hombre se me acerca, porque tú te has encargado de espantarlos a todos siempre. ¿Qué pretendes con eso? ¿Hacerme igual de vieja y amargada como tú?
Eloísa: Mira muchachita… (La toma con brusquedad de un brazo).
Isabela: Ya no soy una muchachita (Se desprende). Estos días que pasé desamparada fueron horribles, pero en parte te los agradezco, porque me di cuenta que no puedo seguir viviendo bajo el mismo yugo al que me has tenido sometida toda la vida. ¡Yo soy tu hija, no tu esclava o dama de compañía!
Eloísa, sorprendida, guarda silencio frente a Isabela. Por primera vez, se ve a ésta última en una tónica más seria. La diva se retira, sin embargo, en el umbral de la puerta se da la vuelta para decirle algo más.
Isabela: Voy por mis cosas a la casa de mi amiga Mariela y vuelvo en seguida. Ah y te informo. Como necesito a un asistente personal, decidí darle el trabajo al hombre que encontraste ese día en mi cuarto. Adrián se llama para que sepas.
Eloísa: ¿Estás loca? ¿Con qué derecho piensas meter desconocidos a mi casa? Yo soy quien contrato a los empleados.
Isabela: Él no va a ser tu empleado y es la única condición que tengo para volver. Tú sabrás, mamá.
Isabela sale de la casa. Eloísa lanza enojada su bastón al piso y se apoya en un sillón.
Eloísa: Esto no me gusta nada. La travestona esa se me está alebrestando y no lo pienso permitir.
La mujer mira su reflejo en un espejo de la sala de una forma siniestra.
Eloísa: Isabela debe ser como yo y me voy a encargar de eso; de hacerla mi viva imagen, así como yo lo soy de ti, mamá.
Eloísa dirige la mirada hacia un cuadro en el que está impreso un retrato en sepia de una mujer, quien al parecer es su difunta madre.
Eloísa: Ella no va a cometer los mismos errores que yo cometí.
INT. / CAFETERÍA / NOCHE
Por otra parte, Margarita, Matt y Erick han terminado de tomar sus respectivos cafés. Los dos primeros platican muy a gusto, mientras Erick los observa notablemente disgustado y molesto.
Margarita: Estuvo delicioso este café americano. Es la primera vez que lo pruebo. Yo creo que si lo vendieran en la cafetería de la empresa sería todo un éxito. Los empleados estarían súper a gusto.
Matt: Pues no sería mala idea ahora que lo menciones, Margarita. Lo voy a pensar y se lo voy a comentar a Mariela y al jefe de cocina de la cafetería. Bueno, vengo un momento (Poniéndose de pie). Voy a pagar la cuenta.
Margarita: (levantándose alertada) Pero Matt, quien debe pagar la cuenta soy yo. Doña Isabela me regaló unos cupones para eso.
Matt: Guárdalos y vienes otro día, no te preocupes.
Margarita: Pero yo fui la que te invité y va a parecer como si hubiera sido al revés.
Matt: Despreocúpate por eso. Deja que pague esta vez y a la próxima miramos (Le guiña un ojo).
Matt se retira y se dirige a la caja registradora para pagar la cuenta. Margarita se siente incómoda al saberse sola con Erick en la mesa.
Erick: Estarás contenta, ¿no?
Margarita: ¿Qué quiere decir?
Erick jala a Margarita de un brazo para sentarla a la fuerza y le habla muy cerca.
Erick: No te hagas. Te saliste con la tuya otra vez. Primero, lograste poner a Matt de tu parte con el incidente de los cafés ese día en la oficina y ahora, te defiende a ti por encima de mí cuando no eres más que una completa aparecida.
Margarita: (soltándose) Él sólo es muy bueno conmigo, nada más.
Erick: Por supuesto que lo es. Mi primo es un bonachón que se preocupa por hacerle bien a toda la humanidad y tú te aprovechas de eso para ponerlo de tu parte, pero no creas que lo hace porque le gustas o le llamas la atención.
Margarita: Yo sé muy bien eso. Yo sé que Matt nunca se fijaría en alguien como yo.
Erick: Me alegra que lo reconozcas, porque una mujercita de tu clase no tiene la más mínima probabilidad de ser correspondida ni por él ni por nadie. Lo mejor para todos es que te largues para siempre de la empresa, porque con esa apariencia que te cargas sólo le das mala imagen.
Margarita: Yo no puedo hacer eso. En mi casa hay muchas necesidades y necesito el empleo, además mi apariencia física no tiene nada que ver con mis capacidades.
Erick: Tus capacidades no valen nada. Entiéndelo de una vez por todas y vete de Styles. ¿O es que, aparte de fea y atolondrada, eres bruta y masoquista como para querer ver a Matt todos los días cuando bien sabes que él jamás va a ser para ti?
Margarita: (solloza) Está siendo muy injusto conmigo.
Erick: Injusto no, ma chère (mi querida). Trato de hacerte ver las cosas como son. Lo único que Matt siente por ti es lástima. Vamos, mírate en el espejo y pregúntate si con unos cuantos cambios que te hagas en el pelo y en la cara vas a dejar de ser la misma fea sin gracia.
Margarita: Me está ofendiendo y creo que me merezco algo de respeto de su parte, señor.
Erick: (muy molesto) Entonces vete de una buena vez para que ya no tenga que perder la paciencia viendo tu cara de imbécil lloriqueando. ¡Largo!
Margarita mira muy dolida a Erick, por lo que, entre lágrimas, toma su bolso rápidamente y sale apresurada de la cafetería. Justo en ese momento aparece Matt.
Matt: (extrañado) ¿Y Margarita?
Erick: Se fue.
Matt: (sorprendido) ¿Se fue? ¿Por qué?
Erick: La verdad no sé, Matt, se puso como rara, ansiosa. Tal vez tenía que ir a cuidar a su mamá, porque estaba de afán, no sé, pero me dejó dicho que te agradecía mucho por todo (Miente).
Matt: Tú no le habrás dicho nada, Erick. ¿O sí?
Erick: ¡Uy primo! ¿Cómo puedes pensar eso de mí? Reconozco que mis comentarios a veces resultan algo hirientes, pero no al punto de que alguien salga corriendo de un lugar por mi culpa.
Matt: (desilusionado) Bueno, qué mal. Pensaba llevarla a su casa, pero ya que se fue…
Erick: (levantándose) Déjala. Mejor vámonos tú y yo antes de que se haga más tarde. Ha sido una semana con mucho trabajo (Bostezando). Yo por mi parte estoy muerto, no sé tú…
Matt: Sí, mejor vámonos. Yo también estoy muy cansado.
Los dos salen de la cafetería. Matt por alguna razón siente algo de desilusión por la repentina ida de Margarita.
INT. / CASA DE LOS ROMERO / NOCHE
Margarita, por su parte, llega desanimada a su casa. La muchacha entra y prende las luces, cierra la puerta tras sí y se recuesta sobre ella recordando.
FLASH BACK
Matt: ¡Margarita!
Ella voltea a verlo. Matt se queda en silencio algo dudoso por lo que va a decir y no deja de mirarla.
Matt: Me dio pena decírtelo en presencia de Erick y de Isabela ahora, pero… Estás muy bonita (Le sonríe levemente).
FIN DEL FLASH BACK

Margarita deja de recordar y rompe a llorar tocándose en el pecho con una mano. Luego, recuerda un fragmento de su conversación con Erick.
FLASH BACK
Erick: Injusto no, ma chère (mi querida). Trato de hacerte ver las cosas como son. Lo único que Matt siente por ti es lástima. Vamos, mírate en el espejo y pregúntate si con unos cuantos cambios que te hagas en el pelo y en la cara vas a dejar de ser la misma fea sin gracia.
FIN DEL FLASH BACK
La muchacha frunce el ceño al terminar de recordar y se dirige a su cuarto. Una vez allí, se sienta frente al tocador y con un paño húmedo comienza a desmaquillarse enojada al tiempo que llora. Lorenza, en pijama, irrumpe en el cuarto y se queda parada en el umbral de la puerta.
Lorenza: Margarita.
Margarita: Perdóname, mamita, pero ahorita no me siento bien. Déjame sola, por favor. Mañana hablamos.
Lorenza suspira, se adentra más en el cuarto y se queda de pie detrás de ella.
Lorenza: ¿Qué te pasa ahora?
Margarita: Mejor vete a descansar, no es nada de lo que debas preocuparte.
Lorenza: ¿Me vas a seguir ocultando cosas?
Margarita deja el paño en el tocador y mira fijamente su reflejo en el espejo.
Lorenza: Todavía estoy molesta contigo por lo de Beto, pero no me gusta verte así y me imagino que algo debió pasar.
Margarita: Como te dije, no es nada. Creo que voy a renunciar a mi trabajo en Styles (Lorenza se sorprende). Lo pensé y no tiene caso que siga trabajando en un lugar donde no me siento bien.
Lorenza: ¿Qué te hizo cambiar de opinión? Porque cuando te pedí que dejaras ese trabajo, no me hiciste caso.
Margarita: Pues ya lo pensé bien y es lo mejor, mamá. Es mejor que me aleje de mi jefe. Estar cerca de él sólo me va a hacer daño y no quiero seguir sintiéndome así de feo por dentro (Llorando). Es horrible…
Lorenza se conmueve un poco al escuchar el llanto de Margarita y algo indecisa, pone una mano sobre el hombre de ella.
Lorenza: Yo también creo que es lo mejor, hija. Es mucho mejor así (Lo dice con doble sentido).
Margarita: ¿Cómo voy a hacer para sacármelo del corazón? Matt se estaba convirtiendo en alguien muy importante para mí. De solo pensar en que no lo voy a volver a ver, se me desgarra algo por dentro (Desconsolada). Todo por fea…
Lorenza: El tiempo sana casi todo, Margarita. Vas a ver. Luego conocerás a otro muchacho que sí sea para ti.
Margarita: ¿Quién se va a fijar en mí, mami? Ya tengo veinticinco años y nadie nunca me ha pretendido.
Lorenza: Bueno, quien sabe (Sentándose a su lado en la cama). Tú todavía eres una muchacha muy joven y tienes una vida por delante. Yo no he sido la mejor de las madres contigo, pero reconozco que eres una mujer muy especial y estoy segura que algo bueno vendrá para ti. Vas a ver.
Lorenza acaricia el rostro bañado en lágrimas de Margarita y le sonríe con ternura. Ella, a pesar de todo, continúa triste y desconsolada.
Es así como pasa el fin de semana. Llega un nuevo lunes y en una secuencia de escenas se ve a Margarita buscando trabajo en varios lugares. La joven ha adoptado su apariencia física de siempre, recogiendo su cabello en una trenza, desmaquillada y vistiendo de forma simplona. Va a restaurantes, plazas de mercado, salones de belleza, tiendas de ropa, pero en todos los lugares le dan como respuesta un no, cosa que la desanima.
INT. / STYLES, PISO PRINCIPAL / DÍA
Entretanto, Matt se baja del ascensor en el piso principal de la empresa acompañado de Erick. Los dos se encuentran con Mariela, quien hace poco también llegó.
Matt: Buenos días, Mariela.
Mariela: (sonriendo) Buenos días, muchachos.
Matt besa a Mariela en la mejilla.
Erick: Hola tía.
Erick también va a besarla en la mejilla, pero Mariela le aparta el rostro, cosa que le disgusta.
Matt: Me extrañó que no desayunaras hoy con nosotros. La empleada me dijo que saliste más temprano.
Mariela: La verdad no he tenido mucho apetito por estos días, pero bueno. También debía llegar temprano para una junta extraordinaria con el área de diseño para presentar las propuestas finales de la próxima colección.
Matt: Cierto, Margarita me había comentado algo la semana pasada cuando estaba organizando mi agenda y a propósito de ella…
Matt mira hacia el puesto de trabajo de Margarita extrañándose al verlo vacío.
Matt: ¿Por qué no ha llegado? Ella siempre es muy puntual y llega antes que yo.
Mariela: (extrañada) Tal vez hoy tuvo un percance, quién sabe. Había mucho tráfico.
Matt se queda extrañado mientras Erick sonríe con malicia.
Erick: (pensando) Por fin me deshice de esa fea desgraciada y tengo el camino libre para ejecutar el plan que tengo en mente con toda tranquilidad.
Mariela: Erick…
Erick: Dime tía.
Mariela: Tú también debes asistir a la junta. Recuerda que haces parte del área de diseño, así que espero que hayas preparado la presentación de tus propuestas con los bocetos que me entregaste.
Erick: Claro que sí. Tengo todo preparado para que salga perfecto. Van a quedar encantados.
Mariela: Bueno, me voy a mi oficina. Tengo mucho por hacer, nos vemos más tarde.
Mariela se retira. Matt está pendiente del puesto de trabajo de Margarita, algo que Erick nota.
Erick: ¿Qué hay de ti, Matt? ¿Te vas a quedar ahí parado?
Matt: (negando con la cabeza) Eh, no… Yo también tengo cosas por hacer. Te veo luego.
Matt le pega una leve palmada en la espalda a Erick y se retira a su oficina. Erick sigue sonriendo con malicia al ver que Margarita no llega.
INT. / CASA DE LOS ROMERO, DÍA / SALA
El teléfono de la casa suena. Lorenza se apresura a contestarlo.
Lorenza: ¿Sí, aló?
Policía: (al otro lado de la línea) Buenos días. ¿Me contestan de la casa de los Romero?
Lorenza: Sí, así es. ¿Qué necesita?
Policía: Es de la estación de policía, señora. Tenemos detenido a Beto Romero desde hace unos días y llamaba para informar que va a ser llevado a una prisión en las próximas veinticuatro horas en vista de que el plazo establecido para pagar la fianza se venció.
Lorenza: (impactada) ¿Qué? No, eso no puede ser. Mi hijo no, por favor… (Se agita) Dennos un plazo más para pagar ese bendito dinero. Les prometo que voy a hacer lo posible para conseguirlo esta semana, pero no se lo lleven para allá, por lo más que quieran.
Policía: Lo siento mucho, pero ese es el procedimiento a seguir. El detenido va a permanecer privado de la libertad a espera de un juicio para que le dicten sentencia.
Lorenza: ¡Qué juicio ni qué nada! ¡Mi hijo no es ningún delincuente!
Lorenza se lleva una mano al pecho y en la expresión de su rostro se nota adolorida.
Policía: Como sea lo recomendable ahora es que consigan un abogado para que lleve el proceso de su hijo. En caso de no tenerlo, pueden solicitar amparo por parte del Estado para que se les conceda uno de oficio. Hasta luego.
Lorenza cuelga el teléfono sumamente perturbada y sin quitarse la mano del pecho.
Lorenza: No puedo permitir que se lleven a Beto para ese lugar tan horrible. Tengo que hacer algo, tengo que hacer algo (Repite desesperada).
Lorenza se lleva las manos a la cabeza sintiéndose mal. La mujer se dirige a la puerta, pero justo cuando la va a abrir, siente una fuerte punzada en el corazón que la hace gemir adolorida. Lorenza termina por derrumbarse en el piso y se desmaya.
CONTINUARÁ…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario