Margarita está entre dormida, sentada en una de las sillas de la sala de espera. Agustina se le acerca con un café tibio y la mueve.
Agustina: (moviéndola) Margarita, mija...
Margarita: (soñolienta) Ay doña Agustina, me quedé dormida (Se estira). ¿Le han dicho algo de mi mamá?
Agustina: No, todavía está en terapia intensiva, pero esperemos que mejore hoy con el favor de Diosm Toma, te traje este café (Le entrega el vaso desechable).
Margarita: Muchísimas gracias. Es usted muy amable (Bebe un sorbo) ¡Chispas! (Se levanta de la silla sobresaltada) ¡Se me olvidó!
Agustina: (extrañada) ¿Qué se te olvidó?
Margarita: Hoy empiezo a trabajar en la empresa de doña Mariela Uzcátegui y no me acordaba.
Agustina: Entonces será mejor que te vayas. Es tu primer día de trabajo.
Margarita: Pero no me puedo tan tranquila con mi mamá aquí hospitalizada. ¿Y si pasa algo? Yo tengo que estar al tanto.
Agustina: Yo me puedo quedar y si pasa algo, yo te aviso a tu celular, no te preocupes.
Margarita: ¿De verdad doña Agustina?
Agustina: Claro que sí, dale. Vete para tu trabajo que yo me quedo con tu mamá (Le sonríe).
Margarita: Muchísimas gracias de nuevo. Apenas tengo tiempo para ir a mi casa, bañarme y cambiarme de ropa (Mira su reloj de muñeca) Ya me voy. Hasta luego.
Margarita se va caminando a paso rápido al tiempo que termina de tomarse el café.
INT. / STYLES, ASCENSOR / DÍA
Mariela está dentro del ascensor dirigiéndose al piso principal, mientras habla por celular con Andrea.
Mariela: Así como lo oyes, hija. Hoy mismo Matt comienza a trabajar en Styles a ver si de esa forma cambia de actitud y se vuelve un hombre más responsable.
INT. / BOUTIQUE, OFICINA DE ANDREA / DÍA
Andrea, al otro lado de la línea, se encuentra sentada en su silla giratoria y cruza las piernas al tiempo que sonríe satisfecha.
Andrea: (sonriendo) Me alegra oír eso, Mariela. Hoy voy a invitarlo a salir para que pasemos un rato a solas (Pausa) Sí, tienes razón. Lo voy a tomar en cuenta. Gracias por todo.
La joven cuelga su celular y lo pone sobre el escritorio. En eso, suena el teléfono y ella lo contesta.
Andrea: Dime (Hace una pausa y desencaja el rostro al oír). Está bien. Dile que pase (Cuelga).
Segundos después, a la oficina entra Iván. Andrea lo mira con recelo.
Iván: (sonriendo al verla) Hola.
Andrea: ¿Qué quieres ahora? Creo haberte dejado muy claro que no quería que me siguieras buscando.
Iván cierra la puerta de la oficina y se acerca, quedándose de pie frente a ella.
Iván: Tú sabes muy bien que no puedo hacer eso, Andrea. Yo te amo y lo que siento por ti no es algo de lo que me pueda olvidar.
Andrea: (burlona) ¿Me amas? ¡Por favor! ¿Qué harías si Matt se enterara que su mejor amigo trata de quitarle su novia?
Iván: (serio) Matt no te quiere. Estoy seguro que, si le contara lo que siento por ti, me dejaría el camino libre contigo.
Andrea: (molesta) ¿Qué vas saber tú acerca de mi relación con Matt? A parte, no te importa, así que vete y deja de hacerme perder el tiempo con tus cursilerías.
Iván: ¿Por qué te cuesta aceptar que yo sí te puedo dar lo que Matt no puede?
Andrea se queda en silencio, pensativa, pero frunciendo el ceño.
Iván: Tú eres una mujer espectacular y no soporto ver cómo pierdes el orgullo por ir detrás de Matt que no te valora como te mereces.
Andrea: Matt sí me valora y me quiere, a su manera, pero me quiere.
Iván: Estás mintiendo y lo peor es que te engañas a ti misma. Yo mismo he visto la indiferencia que él te demuestra. Una cosa es que tú no lo quieras aceptar.
Andrea: ¡Qué tontería! ¿De dónde sacas eso?
Andrea se levanta de su silla exasperada y le da la espalda a Iván, pasándose una mano por el cabello. Iván también se levanta y se acerca a ella.
Iván: Yo sé que en el fondo no lo quieres y a quien amas es a mí. Lo siento cuando estamos cerca... (Le habla al oído).
Andrea: (nerviosa) Iván, por favor, no hagas esto...
Iván se pone al frente de ella y ambos se miran a los ojos de forma especial.
Andrea: Es mejor que te vayas. Entiende de una vez por todas que tú y yo y no vamos a tener absolutamente nada.
Iván: ¿Por qué me pides eso si no es lo que quieres en realidad?
Iván pasa sus manos con delicadeza por la cintura de Andrea y acerca sus labios a los de ella. Andrea se estremece, pero se aparta y le reitera su petición.
Andrea: (muy seria) Ya te lo dije. Vete, por favor (Va y le abre la puerta).
Iván: (resignado) Está bien, como quieras (Habla con mal tono). Disculpa que te haya molestado con mis cursilerías.
Iván le lanza una mirada de reproche a Andrea y sale de la oficina sintiéndose dolido. Ella cierra la puerta y se recuesta en ella suspirando. En la expresión de su rostro se puede ver que también le ha afectado decirle aquellas palabras a Iván.
Andrea: El amor es para perdedores… Lo siento por Iván, pero no estoy dispuesta a perder la estabilidad económica que tendría al lado de Matt… Eso sí que no.
INT. / STYLES, PISO PRINCIPAL / DÍA
Margarita se baja del ascensor en el piso principal de la empresa, vestida de forma algo simplona, usando sus típicas gafas y el cabello recogido en una trenza.
La poco agraciada joven mira alrededor confundida, sin saber qué tiene que hacer para comenzar su trabajo cuando escucha un escándalo que llama su atención entre Isabela y una secretaria que la sigue.
Isabela: ¡Oh santo cielo! Es una falta de respeto que me preguntes a mí semejante cosa.
La secretaria: Pero las cámaras de seguridad no mienten, doña Isabela. En las grabaciones muy claro se ve que es usted la que deja su ropa interior en los camerinos de los modelos.
Isabela: (furiosa) ¡Calla que esas son calumnias! Todas esas grabaciones no son más que un montaje para desprestigiar mi imagen como la diseñadora estrella de esta empresa.
La secretaria: ¿Entonces esta no es una de sus tangas? (Le muestra una atrevida prenda de ropa interior).
Isabela: ¡Por supuesto que no! Faltaría más, mi corazón. ¿Con qué motivo crees que dejaría mi ropa interior tirada por ahí?
La secretaria: Pues no lo sé. Los modelos dicen que usted les tira piropos y que las tangas son un fetiche suyo para…
Isabela le cubre la boca a la secretaria cuando ve Margarita se acerca tímidamente
Margarita: Disculpe...
Isabela: (a la secretaria) Retírate y tira esa porquería, que no es de mi pertenencia.
La secretaria rueda los ojos y decide irse. Isabela mira a Margarita con cierta curiosidad.
Isabela: ¿Quién eres tú, mi corazón?
Margarita: (sonriendo tímida) Me llamo Margarita Romero. Hoy empiezo a trabajar aquí.
Isabela: ¡Ah sí! Tú debes ser la nueva secretaria que contrató mi amiga Mary. Ven querida, Mariela me encargó darte el uniforme que deberás usar. Yo misma lo diseñé.
Isabela se va y Margarita camina tras ella, pero en ese momento, la muchacha alcanza a ver a Matt y a Erick bajarse del ascensor. El tiempo se detiene literalmente para la Margarita al reconocer a Matt del día anterior cuando lo vio salir de la oficina de Mariela y no puede evitar quedarse fascinada con el porte de él y admirarlo con una notable cara de tonta.
Matt: Y esta es el piso principal, Erick. Mi papá al morir dejó al cargo a mi madrastra y por tanto ella es la presidenta legalmente.
Erick: Bastante conveniente para ella, ¿no? Lo digo porque un cargo de semejante magnitud lo deberías ocupar tú al ser el heredero directo.
Matt: No precisamente. Mi papá fue muy claro en su testamento y Mariela siempre ha sido la más indicada para manejar Styles, con decirte que los resultados financieros y el éxito comercial que la empresa tiene tanto a nivel nacional como internacional ha sido gracias a ella.
Erick: Bueno, si tú lo dices… (Mirando alrededor). Entre otras cosas, el diseño es espectacular. La tía Mariela tiene un gusto muy particular, aunque... (Se detiene al ver a lo lejos a Margarita) ¿Quién es esa que está allá parada mirándonos desde hace rato?
Matt dirige su mirada a Margarita y ella al darse cuenta, reacciona y voltea a mirar para otra parte sumamente avergonzada.
Matt: (extrañado) La verdad no sé, me imagino que debe ser alguna de las secretarias.
Erick: (expresando desagrado) ¿Esa tipa una secretaria? Uich... Más bien parece la chica del aseo o qué sé yo. Es feísima.
Matt: No sabía que fueras tan superficial, Erick...
Erick: (sonriendo) Ya nos iremos conociendo mejor, pero sigamos. La tía nos debe estar esperando y nosotros aquí hablando.
Los dos se dirigen a la oficina de Mariela. Margarita se muerde la uña del dedo pulgar.
Margarita: ¡Ay qué vergüenza! Parece que notaron que estaba mirando como una boba.
Isabela: (gritando a lo lejos) ¡Niña de los lentes! Te dije que me siguieras. ¿En dónde te metiste?
Margarita: Eh... ¡Ya voy!
Margarita se va caminando apurada para alcanzar a la simpática Isabela.
INT. / STYLES, OFICINA DE MARIELA / DÍA
Minutos después, Mariela está sentada en su puesto, mientras que al frente del escritorio están Matt y Erick sentados en sillas diferentes. Éste último está cruzando las piernas y se toca la barbilla con aquella sagacidad que lo caracteriza.
Mariela: Muy bien, Matt. Como te dije, al ser el director ejecutivo de la empresa vas a requerir cumplir con varias funciones que involucran la parte administrativa. Yo por lo pronto organicé un informe lo más detallado posible para que te pongas al tanto de todo.
Mariela le entrega una carpeta a su hijastro, la cual él abre y lee entre líneas unos cuantos documentos que hay en el interior de la misma.
Matt: Para serte sincero, me abruma un poco que todo el peso administrativo de Styles recaiga sobre mis hombros, no quiero que algo vaya a salir mal por mi culpa o tome decisiones que no le convengan a la empresa.
Mariela: Yo más que nadie sé que no tienes ninguna experiencia previa y además no tienes de qué preocuparte, no vas a estar solo. Yo te voy a guiar en lo que necesites e inclusive contraté una secretaria bien capacitada que también te va a ser de mucha ayuda.
Matt: Bueno, si tú lo dices… Yo sólo te prometo por ahora que me voy a esforzar y a dar lo mejor de mí (Esboza una sonrisa). Sobre la secretaria, ¿quién es? Me gustaría conocerla.
Mariela: Por supuesto, disculpen que no les haya ofrecido nada cuando llegaron. ¿Qué quieren tomar?
Erick: Yo quisiera un capuchino express, tía. Me encantaría degustar uno con el sabor del café colombiano.
Matt: Yo sólo quiero un café sencillo.
Mariela: Muy bien, voy a pedir que sea tu secretaria la que los traiga para que la conozcas de paso.
Mariela toma su teléfono para hablarle a su secretaria.
Mariela: Por favor dile a la nueva secretaria, Margarita, que traiga dos cafés y un capuchino express a mi oficina (Cuelga).
Erick: Ahora que estamos hablando de trabajo, a mí también me gustaría que me dieras un trabajo aquí en tu empresa, tía Mariela.
Mariela: (sorprendida) ¿Un trabajo?
Erick: Es que no quisiera que piensen que soy un aprovechado que abusa de su buena fe. Todo lo contrario. Me encantaría hacer algo productivo, con decirte que estudié un tiempo diseño de modas en Francia y justamente esta es una empresa textil.
Matt: No estaría mal. Yo creo que sería muy buena idea que tuviéramos en la empresa alguien que nos asesora sobre diseño.
Mariela: (indecisa) La verdad no lo sé y no me lo tomes a mal, Erick. Es que ya tenemos algunos diseñadores de moda como Isabela Charles que lleva una década trabajando para Styles y además me imagino que ni siquiera te alcanzaste a graduar.
Erick: Es verdad tía, pero créeme que los semestres que estudié en la universidad me fueron muy útiles para adquirir los conocimientos básicos de diseño. Yo sacaba una de las mejores notas y un diploma no es sinónimo de calidad, sin embargo, si no te convence del todo mi propuesta, podría solicitarle a la universidad algún certificado por correo que avale mis estudios.
INT. / STYLES, CAFETERÍA / DÍA
Entretanto, Margarita está preparando los pedidos que le hizo Mariela, sin embargo, se siente muy nerviosa. Cabe decir que ya tiene puesto el uniforme de secretaria correspondiente, el cual porta muy bien organizado. La muchacha pone los vasos desechables sobre la bandeja y mira hacia arriba.
Margarita: ¡Dios mío! Por favor ayúdeme a que todo salga bien, porque no puedo perder este trabajo por nada del mundo.
Margarita toma la bandeja entre sus manos y se dirige a subir a la oficina de Mariela.
Por otra parte, Beto está caminando por las calles del barrio en el que vive y se acerca a una esquina en donde saluda a dos amigos con palmadas en las manos.
Amigo 1: ¿Qué más, hermano? Por ahí me contaron que su mamá se desmayó ayer en plena calle. ¿Cómo sigue?
Beto: (sorprendido) Pues apenas vengo a saber. Pasé la noche por fuera y llegué ahora a la casa. Con razón cuando llegué no la encontré.
Amigo 2: (riendo) Uy, ¿es en serio? Es su mamá. ¿O es que acaso no la quiere?
Beto: (indiferente) ¡Ah, no es eso! Ella siempre se pone mal, pero es más es el susto. Por eso yo ya ni me preocupo y mejor me encargo de pasar el rato en vez de andarme amargando.
Amigo 1: Justo en eso estábamos pensando, Betito. Le tenemos un negocio con el que se puede ganar una buena plata.
Beto: ¿Qué negocio? (Se muestra interesado).
Amigo 2: (susurrando) Esta noche vamos a entrar a llevarnos el botín de la panadería del viejo Eusebio. Le vamos a echar mano a la caja.
Beto: (sorprendido) ¿Qué hay si nos descubren? El viejo debe tener una alarma o algo.
Amigo 2: Ni que fuéramos a hacerle la visita y a que nos invite a una tacita de café, idiota (Le pega una leve palmada en la cabeza). Tiene que ser rápido para el viejo no se vaya a dar cuenta.
Amigo 1: Nosotros ya nos encargamos de conseguir una copia de la llave y vamos a llevar pasamontañas puestos para que en las cámaras no nos reconozcan. ¿Qué dice, ah? ¿Le va a entrar sí o no?
Beto se muestra indeciso por unos cuantos segundos, pero para no quedar mal frente a sus amigos asienta con la cabeza y sonríe con malicia.
Beto: Claro que le entro. ¿Con quién creen que están hablando, ah?
Los tres ríen entre sí. Beto, por su parte, no borra de su rostro aquella sonrisa de malicia.
INT. / STYLES, OFICINA DE MARIELA / DÍA
En la oficina aún se encuentran sentados Mariela, Matt y Erick en sus respectivos lugares. La primera sigue sin darle una respuesta fija a éste último mencionado.
Erick: Entonces, ¿qué dices tía Mariela? ¿Me darás el trabajo aquí en tu empresa?
Mariela: Bueno, ya que estás tan empeñado en trabajar, sí Erick. Te daré el empleo. Más tarde tengo que presentarte con Isabela que es la directora del área de diseño.
Erick: (muy emocionado) ¡Merci beaucoup, tía! (Muchas gracias) En definitiva eres la madame más generosa del mundo.
Matt: Mariela lo hace con gusto, Erick (Pone su mano en el hombro de él). No tienes nada qué agradecer.
Pese a que es un gesto desinteresado y en tono amigable por parte de Matt, Erick no puede evitar sorprenderse y sonreír con picardía ante ello.
Erick: De todos modos, no puedo dejar de sentir una enorme gratitud hacia ustedes e inclusive los dos podremos vernos más seguido (Lo dice con doble intención).
En ese momento, tocan la puerta un par de veces.
Mariela: Adelante.
Se trata de Margarita, quien entra caminando muy apurada a la oficina.
Margarita: Buenos días, con permiso.
La muchacha se acerca al escritorio, pero se enreda con los tacones y derrama todos los capuchinos que traía sobre la bandeja encima de Erick justo cuando iba poner la bandeja sobre el escritorio.
Erick: (levantándose furioso) ¡Mi chaqueta de última marca!
Margarita: (muy apenada) ¡Chispas! ¡Ay joven, mil disculpas! Entré a la carrera y no me fijé...
Erick: (interrumpiéndole) ¡Cierra la boca, fea inútil! ¿Te das cuenta de lo que hiciste? ¿En dónde tenías los ojos?
Isabela y otras secretarias se acercan a escuchar curiosas al lado de la puerta de la oficina.
Margarita: (agachando la cabeza) En serio lo siento muchísimo. Yo no lo hice con intención, sólo les pido que no me quiten la oportunidad de trabajar por este incidente.
Erick: ¿Pero ya te tomaste la molestia de mirarte en un espejo? Con esa apariencia de esperpento no puedes trabajar en una empresa como ésta y menos siendo tan torpe.
Margarita mantiene la cabeza baja, tratando de reprimir las lágrimas, pero no lo logra.
Matt: (levantándose) Ey Erick, déjala ya. Está asustada.
Erick: Yo sólo estoy poniendo en su lugar a esta mujer. Mírenla nomás. Le da una mala imagen a Styles y no entiendo cómo es que Mariela la pudo contratar. Hay que echarla de aquí.
Mariela: (molesta) ¡Basta Erick! Te pido que no le faltes el respeto a mis empleados. Te recuerdo que eso es algo que me corresponde a mí.
Erick: ¡Pero tía!
De repente, Margarita sale corriendo de la oficina con el rostro envuelto en lágrimas. Matt va tras ella para tratar de tranquilizarla.
Matt: ¡Oye, espera!
Margarita llorando, empieza a subir por las escaleras, con las duras palabras de Erick retumbando en su cabeza. Matt la sigue llamando, pero ella lo ignora. La joven llega hasta el último piso de Styles, abre una pequeña puerta hacia la amplia terraza y corre hacia el barandal.
Margarita: (llorando) ¡Lo arruiné todo! ¡Todo! (Habla furiosa para consigo). Por fin había conseguido un buen trabajo y me viene a pasar esto por estúpida. ¿Por qué?
Margarita se sostiene del barandal, presionándolo fuerte debido a lo mal que se siente. Mira desconsolada el panorama de la ciudad desde allí y luego mira hacia el vacío.
Margarita: Si me echan, no voy a tener con qué voy a asumir los gastos de la casa y la salud de mi mamá más ahora que se puso mal ¿De dónde voy a sacar el dinero, Dios mío? ¿De dónde?
Matt llega a la terraza jadeando y se detiene al ver cómo Margarita comienza a subirse al barandal sin dejar de mirar atentamente hacia el vacío.
Matt: (gritando) ¡Espera!
Margarita mira hacia atrás sorprendida al ver a Matt. Éste se acerca a ella lentamente.
Matt: Mira, lo que estás pensando hacer no es ninguna solución a nada. Lo que pasó abajo es algo sin importancia, bájate de ahí.
Margarita: Usted no sabe nada. El hecho de que yo esté aquí subida no es sólo por lo que pasó abajo. Esa es sólo la gota que colmó el vaso, porque toda mi vida siempre ha sido una miseria… Todo lo que hago me sale mal por fea, por torpe… ¿Qué caso tiene que siga viviendo así?
Matt: Yo sé que no nos conocemos, pero como te digo, esa no es la solución. La vida no es fácil para nadie y cualesquiera que sean tus problemas, alguna solución apropiada han de tener.
Margarita: (llorando desconsolada) ¡Es que estoy cansada! ¡Cansada de que me señalen! Por fuera trato de parecer que nada de lo que digan los otros me afecta, pero por dentro usted no se imagina lo mucho que duele.
Matt se conmueve al escuchar las palabras de Margarita. Ella se limpia las lágrimas con el dorso de la mano y continúa hablando al tiempo que mira hacia el horizonte.
Margarita: Por esa razón, no tiene sentido que me mueva en un mundo en el que no encajo ni voy a encajar nunca… Es que, si tan solo yo fuera otra, mi vida sería tan distinta, pero no… Entonces dígame, ¿qué solución van a tener mis problemas si la raíz de todo, la que no tiene solución soy yo? ¡Yo, la fea de Margarita! (Habla muy dolida).
Matt: Créeme que, aunque no estoy en tu posición, entiendo lo que sientes, pero detente un momento a pensar las cosas con cabeza fría. Lo de abajo sólo es un detonante que te está cegando a ver la realidad.
Margarita no sabe qué decir; sólo continúa llorando muy dolida y mira de nuevo a Matt. Los vidrios de sus lentes están empañados y él cada vez se acerca más a ella.
Matt: Tú misma acabas de decir que eres la raíz de todos tus problemas, entonces usa esa misma lógica para darte cuenta que debes buscar una solución primeramente para ti y después buscarle solución a todo lo demás.
Margarita: Pues no sé qué solución le puedo dar a una fea como yo. Es mejor que me deje sola, no vale la pena que pierda el tiempo conmigo.
Matt: Te equivocas, vale la pena más de lo que crees, porque yo sé que en el fondo me das la razón. Date una oportunidad y no pretendas solucionar lo de afuera sin solucionar lo de adentro.
Matt le sonríe cálidamente a Margarita y estando a poco menos de dos metros de ella, le extiende su mano.
Matt: Vamos, bájate de ahí. Hazlo por ti y por aquella persona que a lo mejor te necesita. De lo contrario no estarías trabajando aquí de no ser porque velas por alguien. ¿O me equivoco?
Margarita recuerda a Lorenza y asienta con la cabeza. Matt se ha acercado al punto de quedar a una muy corta distancia de Margarita, por lo que ella al final, aunque insegura, decide tomar su mano.
De repente, Margarita se desliza del barandal y cae sobre Matt, quien a su vez pierde el equilibrio. Los dos caen sobre el piso, ella sobre él e inclusive a la primera se le caen los lentes. Es así como ambos se quedan mirando fijamente de una forma especial, en esa misma posición durante varios segundos que parecen congelarse.
Matt: (anonadado) ¿Estás bien?
Margarita: (avergonzada) Eh, sí… Qué pena, yo… (Se incorpora).
Matt: No te preocupes, no es nada (Levantándose).
Matt toma los lentes de Margarita y se los entrega a lo que ésta los recibe poniéndoselos inmediatamente. Por alguna razón, los dos continúan mirándose a los ojos de aquella misma forma especial, pero al final Margarita le rehúye avergonzada la mirada al hombre.
Matt: Volvamos abajo. Te prometo que no va a pasar nada.
Margarita sólo asienta con la cabeza. Mientras tanto, en la oficina de Mariela, ésta se encuentra algo intranquila. Isabela y Erick están presentes.
Erick: Cálmate, tía. ¿Qué de malo le puede pasar a la fea secretaria esa?
Mariela: Margarita salió muy mal de aquí por todo lo que le dijiste, Erick y para serte sincera, no me gustó para nada la forma en la que la trataste. Fuiste muy cruel con ella.
Erick: (sorprendido) ¿Cruel? Mira lo que le hizo a mi costosa chaqueta por torpe. Me regó los dos cafés y el capuchino que le pedimos encima, y además estaban calientes. ¿Qué tal si me los hubiera derramado en la cara?
Isabela: (emocionada) ¡Le habría dado un premio a esa chica!
Erick: (ofendido) ¿Qué dice?
Isabela: (retractándose) Le hubiera dado un premio si hubiera hecho su trabajo bien, pero bueno. Entendamos que es su primer día de trabajo y hay que tenerle paciencia.
Erick: ¿Su primer día de trabajo? ¡Já! Con razón y si me hizo esto de entrada, no me quiero imaginar los estragos que va a seguir causando de seguir trabajando aquí con esa cara de esperpento que se manda.
Isabela: ¿Tú acaso crees que tu cara es la de Brad Pitt, querido?
Erick: ¿Qué insinúa, señora?
Isabela: Yo sólo digo, mi corazón. Mírate en el espejo antes de andar criticando por ahí lanzando veneno (Lo mira con desprecio).
Erick: Por lo menos mi sentido de la estética está a años luz del que tiene esa y otras por ahí que tienen la apariencia de una yegua travestona.
Isabela: (furiosa) ¿Quién tiene apariencia de una yegua travestona?
Mariela: ¡Silencio! ¡Basta los dos! Yo sólo espero que Matt la haya alcanzado. De verdad la vi muy mal.
En ese momento, llegan Matt y Margarita, ella notablemente más calmada a comparación de cómo estaba minutos antes.
Mariela: (aliviada) Por fin llegan. ¿En dónde estaban que se demoraron tanto?
Matt: Estuve hablando con Margarita. Ya vieron todos lo muy afectada que salió de aquí por lo que le dijo Erick.
Matt le lanza una mirada de reproche a Erick, a lo que él avergonzado se la rehúye.
Margarita: Yo sigo muy apenada por lo que hice, de verdad, así que entiendo la reacción del joven. Le pido de corazón que me disculpe.
Mariela: Eso habla muy bien de ti, Margarita. Yo creo que a Erick también le gustaría disculparse por todo lo que te dijo. ¿No es así, Erick?
Erick: (sorprendido) Ah, bueno. Yo... Sí, también lo siento enormemente. Estoy muy apenado con la pobre chica. No era mi intención ofenderla (Finge arrepentimiento) ¿Me perdonarías, Margarita? Ese es tu nombre, ¿no?
Margarita asienta con la cabeza y le sonríe tímidamente a Erick.
Margarita: Claro que sí joven. Es más, puede darme su chaqueta y mañana se la traigo bien lavada, si gusta.
Erick: No te molestes. De todos modos, ya se echó a perder y no hay mucho que se pueda hacer.
Mariela: Muy bien, ya que todo quedó aclarado, con el incidente no pude presentarlos en forma. Matt, Margarita va a ser tu secretaria y tú Margarita, él es Matt, mi hijastro. Te hablé de él ayer y va a ser tu jefe a partir de ahora.
Margarita se sorprende al escuchar a Mariela y no puede evitar sonreír con cierta ilusión.
Matt: Bueno, me da gusto que vayamos a trabajar juntos. Espero que nos llevemos muy bien (Le sonríe a Margarita).
En el fondo, Erick se siente molesto y hace una expresión de seriedad en el rostro al ver que ha sido él quien ha quedado mal frente a todos.
EXT. / PANADERÍA / NOCHE
En el barrio humilde en que vive Margarita, es tarde y todo está en silencio, por lo que la gente ha cerrado las puertas de sus casas y las calles están solitarias. Beto y sus dos amigos, los mismos de la tarde, usan pasamontañas y aprovechan la soledad para llevar a cabo su plan.
Beto: ¿Trajeron la copia de la llave?
Amigo 1: Claro, todo está listo y ahora escuchen muy bien. Yo voy a vigilar afuera para asegurarme de que nada raro esté pasando. Mientras tanto, ustedes dos van a ir a la caja y luego van a meter cuánto dinero puedan en la bolsa. ¿Entendido?
Beto y el otro sujeto asientan con la cabeza. Éste último es el que se encarga de abrir la enorme puerta de la panadería, mientras el que dio las instrucciones se saca una pistola del jean cuidando que nadie los esté viendo.
Beto: (nervioso) Tenemos que hacer esto rápido, muchachos. Yo no me quiero meter en problemas.
Amigo 1: Despreocúpese, Beto. De todas maneras, ya nos metimos en esto y no hay tiempo para arrepentimientos.
Amigo 2: ¡Listo! (Termina de abrir puerta) Entremos de una buena vez antes de que el viejo escuche algo y se levante.
Beto y su compañero se adentran en la panadería alumbrando cada uno con una linterna, ya que las luces están apagadas. No obstante, ninguno de los tres se ha percatado de que en la casa del frente, una señora los ve oculta tras la cortina de la ventana, por lo cual decide tomar su teléfono y marcar un número en específico.
La señora: ¿Sí, policía?
INT. / HOSPITAL, HABITACIÓN DE LORENZA / NOCHE
Margarita está hablando con Lorenza, quien ya se encuentra estable de la recaída que tuvo y ha sido trasladada a una habitación de reposo.
Margarita: (contenta) Qué bueno que ya estás mucho mejor, mamita, aunque el hecho de que te hayan pasado para acá no quiere decir que ya estés del todo bien, eh...
Lorenza: (desalentada) Yo sé, Margarita, pero ojalá me den alta lo más pronto posible. Tú sabes que no me gusta estar en hospitales.
Margarita: Pues al paso que vas, seguramente será en unos días. Doña Agustina y yo hemos rezado mucho por tu salud, y mira... (Le entrega una bolsa). Te traje los panes integrales que tanto te gustan.
Lorenza: Ay hija, no te hubieras molestado.
Margarita: Claro que no fue ninguna molestia, a parte estos panes no le hacen daño a tu corazón ni te elevan el colesterol.
Lorenza: Gracias, yo sé que no me he portado muy bien contigo y te pido que me disculpes por todas esas veces que te he hecho sentir mal.
Margarita: (esbozando su sonrisa) Tranquila, mami. Tratemos se dejar eso a un lado. Más bien dime, ¿qué era eso tan importante que me querías decir anoche?
Lorenza: (nerviosa) Es que… me quería despedir de ti por última vez si no resistía, pero ya pasó el peligro (Miente). Mejor cuéntame cómo te fue en tu primer día de trabajo con... Mariela de Uzcátegui.
Margarita: (extrañada) ¿Cómo sabías el nombre de mi jefa?
Lorenza: Eh... Me parece que el padre Armenteros me lo dijo, no recuerdo bien.
Margarita: Bueno, como sea me fue excelente Imagínate que conocí al hombre de mis sueños (Sonríe ilusionada al recordar a Matt).
Lorenza: (sorprendida) ¿Cómo que “el hombre de tus sueños”? ¿Qué quieres decir?
Margarita: (emocionada) ¡Ay mami! Es que me enamoré del que será mi jefe a partir de mañana y no te imaginas el galán que es. ¡Es guapísimo y muy buena persona! Matt Uzcátegui se llama.
Lorenza: Me imagino que es el hijo del matrimonio entre Mariela y su esposo, ¿no?
Margarita: En cierta forma. ¿Por qué lo preguntas?
Lorenza: (pensando aterrada) Margarita es hermana de ese joven.
Margarita: ¿Qué te pasa? ¿Por qué no me respondes? Te pusiste pálida. ¿Quieres que llame al doctor?
Lorenza: (exaltada) ¡Tienes que dejar tu trabajo en esa empresa, Margarita! ¡No puedes seguir allá ni un día más!
Margarita: (confundida) ¿Pero por qué, mami?
Lorenza: ¡Hazme caso y no me cuestiones! Tienes que renunciar mañana mismo si es posible.
En ese momento, una enfermera entra a la habitación.
Enfermera: (a Margarita) Disculpe, señorita, pero su horario de visita terminó. Tiene que retirarse...
Margarita: Sí, enfermera. Deme un momento (Vuelve a dirigirse a Lorenza). Mami, yo no puedo renunciar a ese trabajo, así como así. Lo necesito y tú lo sabes bien.
Lorenza: (preocupada) Pero Margarita...
Margarita: Mejor no digas nada. Descansa y luego hablamos del tema, y me cuentas tus razones. Yo ya me tengo que ir.
Margarita le da un beso en la frente a Lorenza y sale de la habitación. La segunda se queda muy preocupada no sólo porque ahora Margarita está cerca de su verdadera madre, sino porque también se ha fijado en el hombre que Lorenza cree que es su hermano.
INT. / CASA UZCÁTEGUI, HABITACIÓN DE MARIELA / NOCHE
Mariela entra a su habitación, se sienta en su cama y coge el teléfono inalámbrico de su mesita de noche para después marcar un número que tiene anotado en un pedazo de papel. Mariela espera unos segundos a que le contesten al otro lado de línea.
Mariela: Sí, buenas noches. ¿Hablo con el detective Morales?
Erick camina por el pasillo y al oír la voz de su tía se queda escuchando intrigado detrás de la puerta entreabierta.
Mariela: (hablando por el teléfono) Le llamaba, porque me dieron unas muy buenas referencias de su trabajo, por lo que me gustaría contratar sus servicios para un caso de extrema confidencialidad (Pausa). Se trata de averiguar el paradero de mi hija desaparecida.
Erick al escuchar a Mariela abre la boca y los ojos de sorpresa.
Erick: (susurrando) ¿Una hija? Ella nunca habló de ninguna hija desaparecida que yo sepa. Matt me lo hubiera dicho.
Mariela: Mañana tengo un espacio disponible en mi agenda y podemos citarnos en un restaurante que conozco para pasarle todos los datos e información que necesita (Pausa). Muy bien, así quedamos. Qué tenga buena noche (Cuelga).
Erick se va sin hacer el menor ruido y se encierra muy consternado en su habitación por lo que acaba de descubrir. Enarca una ceja y se toca pensativo la barbilla con el brazo izquierdo, apoyándolo en el brazo derecho.
Erick: ¡Increíble! Mariela tuvo una hija y nunca se lo dijo a nadie, de lo contrario no habría dicho que es un caso confidencial. De cualquier manera, esa información me va a servir de mucha ayuda.
Erick sonríe con ambición tratando de pensar en algún plan.
INT. / PANADERÍA / NOCHE
Entretanto, hace ya un rato que Beto y sus dos amigos maleantes ingresaron a la panadería que piensan robar. Uno de ellos vigila afuera con la pistola en mano, mientras que Beto y el otro sujeto, se dirigen a la caja registradora de la panadería.
Amigo 1: Háganlo rápido que no me puedo quedar toda la noche cuidándoles la espalda.
Beto y su compañero abren la caja por lo que, con prontitud, empiezan a tomar varios fajos billetes para meterlos en una bolsa. De repente, la alarma de seguridad del establecimiento comienza a sonar al haber detectado movimiento.
Amigo 2: ¡Mierda! ¡Es la alarma! ¡Tenemos que salir ya mismo!
En ese momento, el dueño de la panadería sale muy alertado por una puerta a través de la cual tiene acceso a su casa.
El dueño: ¿Qué pasa aquí? (Prende las luces) ¡Ladrones!
Beto: Nos descubrió. ¡Vámonos!
El dueño: (gritando) ¡Auxilio! ¡Ladrones en mi negocio!
Amigo 1: ¡Cállese, viejo imbécil! (Le apunta al anciano con su pistola).
Beto: (nervioso) Espere, hermano. Cálmese, no le vaya a disparar.
El dueño: Reconozco sus voces, malnacidos, rateros, especialmente la suya, miserable (Señala a Beto). Usted es el hijo de doña Lorenza.
Beto se siente descubierto. La sirena de una patrulla de policía se escucha venir a lo lejos, lo que pone más nerviosos a los delincuentes.
Amigo 2: ¡Ahí viene la policía! Tenemos que salir de aquí, muchachos. ¡Vamos!
El dueño: Ni intenten escapar. Los van a atrapar y a refundir en la cárcel por rateros.
Amigo 1: (furioso) Yo no me voy sin darle su merecido a este viejo. Él fue el que llamó a la policía. ¡Pero se va a morir por bocón!
El amigo de Beto le dispara doble vez en la cabeza al dueño de la panadería, quien cae fulminado en el piso.
Beto: (asustado) ¿Qué hizo, maldita sea? ¡Le dije que no le disparara!
Amigo 1: Entonces arrégleselas usted. Nosotros sí nos vamos.
Los dos delincuentes salen apresuradamente del lugar, se suben a una motocicleta y arrancan a toda velocidad. Beto se siente acorralado, mirando para todas partes sin saber qué hacer y cuando finalmente decide escapar, dos policías se bajan de la patrulla y le apuntan con sus respectivas armas.
Policía 1: ¡Alto ahí! (Beto se queda quieto). ¡Ponga las manos sobre la cabeza y no intente nada!
Beto no ve más opción que obedecer. El policía que le apuntó se le acerca para proceder a esposarlo y quitarle el pasamontaña, mientras el otro entra a la panadería encontrándose con el dueño tendido en el piso.
Policía 1: (hablando a través del radio) Tengo un hombre herido. Repito, hombre herido. Requiero una ambulancia con urgencia al sur de la ciudad. Esta es la dirección…
CONTINUARÁ…
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