miércoles, 22 de abril de 2020

Capítulo 5: Escape frenético

INT. / CASA CHARLES, HABITACIÓN DE ISABELA / DÍA

Eloísa se ha encontrado a Isabela sobre aquel desconocido, ambos en el piso. La diva se levanta de inmediato cuidando que no se le caiga la toalla que cubre su cuerpo. Él también se levanta.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Isabel10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Adrian10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Eloisa10

Isabela: (sorprendida) ¡Mamá!

Eloísa: ¿Me puedes explicar qué significa esto?

Isabela: Te juro que no es lo que estás pensando. Lo que pasa es que… Este extraño irrumpió en mi habitación y me lo encontré cuando salía del baño.

Adrián: (interviniendo) Eso no es así, señora. Yo me desperté en su cama sin saber cómo vine a parar aquí. Intenté decírselo y usted estaba como loca pensando lo peor de mí…

Isabela: ¿Cómo? (Niega con la cabeza) No puede ser. Entonces...

Isabela mira a su cama y se da cuenta que él es el tipo que atropelló la noche pasada.

Eloísa: (molesta) ¡Bueno, ya basta! ¿Cómo es eso de que este desconocido se despertó en tu cama, Isabela? ¿Estás trayendo strippers de quinta a mi casa a dormir con ellos?

Isabela: (alertada) ¡Claro que no, madre! ¿Por quién me tomas? Todo es un malentendido, yo anoche tuve un pequeño accidente y…

Eloísa: ¡Cállate! Los hechos hablan por sí solos. Yo no necesito de tus cuentos baratos para entender qué es lo que pasa.

Isabela: Esta vez no es un ningún cuento. Déjame que te explique, por favor.

Eloísa se acerca a su hija mirándola fulminante y sin darse a la espera le lanza una cachetada. Adrián, quien se ve notablemente incómodo ante la situación, se sorprende y no sabe cómo intervenir.

Eloísa: Tú ya no tienes la edad para que andes por ahí viviendo como una adolescente ni mucho menos para que te revuelques con cualquier tipejo como una prostituta. ¡Esta es mi casa y la respetas!

Isabela: (solloza) Es injusto que me trates así sin que me des la oportunidad de escucharme.

Eloísa: ¿Qué esperas? ¿Un beso de felicitaciones de mi parte después de que te encuentro casi desnuda encima de un desconocido que para colmo ni siquiera recuerda cómo llegó a tu cama? ¡Por favor!

Adrián: (a Eloísa) Disculpe, doña. Tal vez si me permite explicarle…

Eloísa: ¡Usted cállese! Es el menos indicado para dar explicaciones y tú, Isabela, empaca tu ropa y todas tus cosas de inmediato. No te quiero aquí ni un minuto más.

Isabela: (sorprendida) ¿Me estás echando a mí, a tu preciosa hija, a la calle?

Eloísa: En vista de que eres medio tarada, sí. ¡Quiero que te largues de mi casa!

Isabela: ¡Pero madre!

Eloísa: ¡Pero nada! Una desfachatez de este tipo no la pienso consentir, así que vete con tu stripper y no me hagas repetírtelo otra vez.

Eloísa sale de la habitación y la empleada con la que entró le sigue. Isabela se queda sollozando y haciendo pucheros mientras que Adrián la mira con lástima por el malentendido que se formó.

INT. / HOSPITAL, HABITACIÓN DE LORENZA / DÍA

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Hospit11

Armenteros ha ido a visitar a Lorenza y le entrega una bolsa de panes. Ella, aunque se ve de mejor semblante, en su rostro es evidente la preocupación que siente.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Lorenz10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Arment10

Lorenza: ¡Ay padre! ¿Cómo se fue usted a molestar?

Armenteros: Por favor, Lorenza, no es nada. Margarita me comentó que te gustan los panes integrales y aproveché a comprarte esa bolsa en la panadería que queda allí saliendo del hospital.

Lorenza: (sonriendo levemente) Pues sí me gustan, pero Margarita se pasa. Estoy hastiada de comer pan. He tenido ganas más bien de un buñuelo caliente, de esos que hace doña Agustina.

Armenteros: ¡Que buñuelos ni qué nada! Escuché muy bien que el doctor te los prohibió. ¿O es que acaso quieres que te dé otro infarto y nos hagas pasar otro susto?

Lorenza: (riendo) Sí, sí, padre. Yo sé, no me regañe. Mejor cuénteme qué habló con Margarita. ¿Cuándo se vieron?


Armenteros: Esta mañana que iba de salida para el trabajo. Estaba radiante la muchacha y me terminó confesando que era por lo mismo que te dijo a ti, eso de que está enamorada de… su propio hermano…

Lorenza: (suspirando) ¿Lo ve? Yo no estaba exagerando como usted me dijo. Margarita está completamente loca. ¿Cómo se vino a fijar justo en él?

Armenteros: Loca estaría si supiera que ese hombre es su hermano, pero no… Ella no lo sabe y. por lo tanto, no tiene la culpa de nada. La única culpable en todo este enredo eres tú y perdona que te lo diga, pero es la verdad…

Lorenza: (mortificada) Tiene toda la razón, padre, pero, ¿qué hago? Estoy entre la espada y la pared con esta situación.

Armenteros: Lo que puedes hacer es contarle la verdad de sus orígenes de una vez por todas y más porque nunca se sabe. ¿Qué tal si Matt Uzcátegui le llegara a corresponder?

Lorenza empieza a sollozar ante la importancia que siente.

Armenteros: Con tu silencio lo único que estás haciendo es causarle más daño a Margarita a la larga, dejando que ella se haga ilusiones con un imposible o dando pie a que pase algo peor como un incesto…

Lorenza: Es que me da miedo la reacción que ella pueda tener. Podrá no ser mi hija de verdad y a veces seré dura con ella, pero no la quiero perder.

Armenteros: (negando con la cabeza) Pues con el dolor en al alma y pase lo que pase, vas a tener que hablar con ella en cuanto antes.

Lorenza: Deme un tiempo. Yo necesito prepararme primero e idear qué hacer para que cuando hable con Margarita no se formen más problemas.

EXT. / PARQUE / DÍA


Isabela arrastra cabizbaja su maleta en compañía de Adrián. Él camina detrás de ella y ninguno de los dos pronuncia palabra alguna hasta que, en un momento dado, Isabela se sienta en una banca y luego de una breve pausa, rompe a llorar. Adrián la mira apenado y después de hurgar entre los bolsillos del pantalón que trae puesto, encuentra un pañuelo y se lo da.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Isabel10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Adrian10

Adrián: Tome. Le va a hacer bien.

Isabela recibe indecisa el pañuelo y se limpia delicadamente las lágrimas de sus ojos para no correrse el maquillaje.

Adrián: (apenado) Yo le quería pedir disculpas…

Isabela: (sorprendida) ¿Tú disculpas a mí? ¿Por qué?

Adrián: Porque por mi culpa la echaron de su casa y yo no me debí haber puesto de imprudente a perseguirla cuando salió del baño, así no se habría formado tanto escándalo ni su mamá habría pensado mal de usted.

Isabela: Claro que no, mi corazón. La culpable soy yo por haber manejado borracha anoche. Por eso ni me di cuenta cuando te atropellé, pero fue un accidente. ¡Te lo juro! Pero si no me crees, podemos hacer tratos para no perder el tiempo en demandas innecesarias (Le guiña el ojo).

Adrián: (riendo) Tranquila, doñita. Yo ni pensé en demandarla, con decirle que ni me acuerdo de lo que pasó. Estaba medio mareado anoche, porque llevaba caminando un buen rato cuando sentí un golpe y me caí al piso.

Isabela: (apenada) Gracias al cielo que no fue de gravedad, porque yo pensé que te había matado. Ya me estaba resignando a la idea de ir a la cárcel a merced de que cualquier marimacho abusara de mí.

Adrián ríe levemente con las ocurrencias de Isabela y le extiende la mano.

Adrián: Mucho gusto, doñita. Adrián García.

Isabela le corresponde dándole también la mano un poco reservada. Ella aún sigue sentada en la banca.

Isabela: Gusto en conocerte, corazón. Yo me llamo Isabela Charles, pero quítame ese diminutivo de “doñita” que no me gusta nada y atenta contra mi juventud.

Adrián: Discúlpeme, es que yo hablo así y no estoy acostumbrado a tratar con la gente de acá de la capital.

Isabela: (susurrando) Con razón esa pinta y ese acento de pueblerino.

Adrián: (confundido) ¿Cómo dice?

Isabela: Ah, que debes venir de algún pueblo si no me equivoco.

Adrián: Sí, queda a cinco horas de aquí. Vine porque mi mamá murió y no tenía nada qué hacer por allá, así que por aquí ando, probando suerte y a ver si consigo trabajo.

Isabela se sorprende al ver que la situación de Adrián no es la mejor.

Adrián: Bueno, yo me tengo que ir a ver qué encuentro para hacer en lo que me paguen y ya ve usted que ni las deudas ni el estómago dan espera.

Isabela: Sí, en especial el estómago. Yo ni pude desayunar con todo lo que pasó (Hace un puchero y se toca el abdomen). Por eso te entiendo perfectamente.

Adrián: Por un día que no desayune no pasa nada. Dígamelo a mí que si apenas tengo para una comida al día… En fin, como le decía, ya me voy. Espero que se arreglen la cosas con su mamá, doñita (Isabela lo mira con los ojos entrecerradas). ¡Digo, doña Isabela!

Isabel: Gracias. Que te vaya bien a ti también y encuentres trabajo (Le sonríe levemente).

Adrián se va finalmente e Isabela se le queda viendo al tiempo que esboza su sonrisa.

INT. / CABAÑA ABANDONADA / NOCHE

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético 6061cdab5b7c8d2b6a56c180b1836adca3a5ca7b_00

Ha caído la noche sobre la ciudad. Erick se encuentra en las mismas condiciones en las que estaba por la mañana: con las manos atadas por una soga, con heridas, contusiones y semidesnudo, solo usando un pantalón corto. El joven intenta desatarse las manos y está a punto de lograrlo cuando escucha que Eugenio llega a la cabaña, por lo que se queda en quietud. Eugenio entra y al verlo le sonríe con malicia

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Erick10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Eugeni10

Eugenio: ¿Qué tal? ¿Te sirvió de algo este tiempo a solas para reflexionar?

Erick sólo voltea el rostro hacia otro lado. Eugenio ríe y lanza sobre la cama unos papeles para luego sacar del bolsillo de su pantalón un encendedor y una caja de cigarrillos, de la cual, a su vez, saca un cigarrillo que enciende y se lleva a la boca.

Eugenio: (expulsando el humo) Me tardé más de lo esperado porque tuve que hacer mil cosas para falsificar tu pasaporte, ya que en tu cartera no lo encontré y, además, compré los tiquetes aéreos para que mañana viajemos a primera hora (Guarda en el encendedor en el bolsillo).

Erick: Yo no voy a ir contigo a ninguna parte. Estás equivocado si piensas que voy a volver a vivir contigo en contra de mi voluntad.

Eugenio guarda el encendedor en el bolsillo nuevamente, se acerca a Erick y le acaricia el rostro con suavidad, aunque éste se aparta.

Eugenio: Tú eres mío, Erick y no voy a dejarte ir tan fácil. Pese a que me engañaste, te perdono y te voy a hacer vivir como un rey, rodeado de todos los lujos que te puedas imaginar si con eso voy a tenerte a mi lado, pero claro… Tú a cambio también debes ser complaciente conmigo…


Eugenio lanza el cigarrillo al piso y empieza a besar el cuello de Erick, algo frente a lo que él siente repugnancia y es cuando alcanza a ver un candelabro de bronce, puesto sobre la mesa al lado derecho de la cama. Luego, dirige la mirada a unos contenedores plásticos de gasolina, puestos en una alacena.

Eugenio: Casi me matas cuando te fuiste y me dejaste solo. Tuve tanto miedo de perderte, de no volverte a ver… Es como si me hicieras algo que no me puedo explicar…

Erick: Basta, Eugenio, por favor… Para con esto.

Eugenio lo ignora y le acaricia el pecho al tiempo que sigue besando su cuello.

Eugenio: Te voy a dar todo lo que me pidas, sólo dime que me quieres. Vamos.

Erick no dice nada; un nudo se forma en su garganta e intenta reprimir el llanto al punto de que sus ojos se ponen rojos.

Eugenio: ¡Maldita sea! ¡Dímelo!

Erick sigue sin decir nada a lo que Eugenio, frustrado al no escuchar lo que quiere, deja de manosearlo, se aparta de él y lo golpea en el rostro.

Erick: ¡Púdrete!

Eugenio vuelve a golpearlo, esta vez con más intensidad. Erick se vuelve el rostro y, con los labios sangrando, sonríe burlándose de él.

Erick: Pégame todo lo que quieras. Igual, con eso no me vas a obligar a quererte ni vas a cambiar en algo el asco que siento por un maldito miserable, enfermo como tú.

Eugenio: Mientes. Tú me amas y no lo quieres aceptar (Lo toma con brusquedad del mentón). Lo dices para atormentarme, para que te ruegue…

Erick: (riendo) ¡Por favor! ¿Yo amarte? ¿Quién podría llegar a amar a alguien como tú? (Le dice con desmedido desprecio).

Eugenio suelta a Erick, respira agitado y lo mira fulminante.

Erick: Yo lo único que hice fue aprovecharme de tus vacíos emocionales para que me sacaras de ese inmundo burdel, pero jamás, óyeme muy bien… ¡Jamás sentí algo por ti! Una cosa muy diferente fue que yo te lo hiciera creer así y tuviera que soportarte.

Eugenio, furioso, tira las cosas que hay a su alrededor y respira agitado.

Erick: ¿Quieres que siga? ¿Quieres que te haga ver lo patético que eres tratando de mantenerme a tu lado sabiendo cuánto te detesto?

Eugenio: (furioso) ¡Cállate!

Eugenio pierde el control y empieza a golpear una vez tras a otra a Erick en la cara. Éste grita adolorido.

Eugenio: ¡Te voy a enseñar a quererme a la fuerza! Te voy a hacer tragar tus palabras, una a una hasta que me pidas perdón.

Eugenio deja de golpear a Erick y logran verse los dorsos de sus manos manchados de la sangre del segundo. Luego, se desabotona la camisa y se desabrocha el cinturón al tiempo que ríe, como si estuviera desequilibrado mentalmente.

Eugenio: Pórtate bien sumiso, eh… Me conoces y no querrás que me ponga peor de lo que ya me pusiste.

Erick yace en la cama, adolorido, derramando lágrimas y con el rostro ensangrentado mirando a Eugenio con un notable desprecio, más a Eugenio no le importa y se lanza sobre Erick. Rápidamente y con destreza, Erick libera una de sus manos de la soga y alcanza el candelabro de bronce con el cual golpea fuertemente a Eugenio en la parte trasera de la cabeza.

Eugenio: (gritando adolorido) ¡Agh!

Eugenio se levanta aturdido de la cama y se toca la cabeza, pero Erick no se da a la espera y se pone de pie para golpear nuevamente a Eugenio con el candelabro, esta vez en un lado de la cara.

Erick: (histérico) ¡Toma, miserable!

Erick está a punto de golpearlo de nuevo, pero Eugenio lo detiene resistiéndolo de las muñecas. Los dos se enzarzan en una lucha por ver quién se sale con la suya.

Eugenio: (furioso) ¡De aquí no sales con vida si no es conmigo! ¡No te me vas a escapar, Erick! ¡No te voy a dejar ir!

Erick: ¡Eso lo veremos!

Erick le pega un rodillazo en la entrepierna a Eugenio que lo debilita, por lo que aprovecha ese instante de debilidad y lo golpea en la cabeza una vez más con el pesado candelabro de bronce. El hombre cae de rodillas al piso cada vez más aturdido y recibe en cuestión de segundos un último golpe fulminante por parte del joven, quedando inconsciente. Erick suelta el candelabro y jadea exhausto luego de la pelea. Ve que un pequeño charco de sangre emana de la frente de Eugenio y no puede evitar sentirse un poco consternado por lo que ha hecho.

Erick: Te lo merecías… ¡Te lo merecías, desgraciado! (Le grita). Tanto tiempo de abusos, de humillaciones, de maltrato... Cada vez que llegabas borracho y me obligabas a estar contigo… ¡Todo eso que me hiciste para hacerme la vida un infierno me lo vas a pagar! ¡Todo!

Erick se limpia con fuerza los ojos con el dorso de la mano para después sonreír con malicia. Unos cuantos minutos después, termina de ponerse su ropa y con prontitud, se dirige a la alacena de dónde saca los contenedores de gasolina, los abre y empieza a regar toda la gasolina por diferentes partes de la cabaña.

Erick: Le voy a hacer un favor al mundo deshaciéndome de un cerdo como tú que no merece vivir. ¿Por qué habría de estar mal? (Riega un poco de gasolina sobre Eugenio) Y, además, no voy a tener el disgusto de tener que verte la cara nunca más.

El joven termina de regar la gasolina sobre varios objetos y se inclina sacando del pantalón de Eugenio el encendedor. Luego, se dirige a la salida de la cabaña y lo mira con desprecio.

Erick: Espero que te pudras en el infierno, miserable.

Es cuando Erick, usando el encendedor, le prende finalmente fuego a la cabaña y en sólo cuestión de segundos, se forma un gran incendio que cubre todo el interior de la misma. Eugenio yace bocabajo, inconsciente y malherido en el piso.

Erick: Hasta nunca…

Erick retrocede, dando unos cuantos pasos hacia atrás y mirando a Eugenio. El joven decide darse la vuelta y sale corriendo en medio de la oscuridad del bosque.

INT. / CLUB BAR / NOCHE

Andrea se encuentra muy pensativa tomando un coctel sentada al lado de la barra al tiempo que cruza las piernas. Iván entra en ese momento al bar, que justo es el mismo que suele frecuentar en ocasiones con Matt, y al verla, se acerca a ella.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Ivan10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Andrea10

Iván: No esperaba encontrarte por estos lares. ¿Por qué tan sola? Me hubieras podido llamar para que te hiciera compañía.

Andrea: De estar acompañada por ti, créeme que prefiero mil veces estar sola.

Iván: ¿Sigues despechada por lo que pasó con Matt?

Andrea: ¿Te afectaría en algo si así fuera?

Iván: Tú sabes que sí, pero ese no es el punto. Me extraña que estés en esa actitud tan a la defensiva conmigo. Yo pensaba que las cosas entre nosotros habían cambiado en algo después de esa noche (Se acerca a ella).

Andrea: Mira, Iván, la verdad es que ahora no estoy de humor ni para ti ni para nadie. Déjame sola, por favor. Tengo mucho qué pensar sobre mí, sobre mi vida, mi trabajo… Vete... (Fastidiada).

Iván: (sonriéndole) Yo te puedo ayudar con ese mal humor si me dejas quererte como te mereces.

Iván intenta besarla, pero ella le aparta el rostro y con sus manos lo aleja levemente.

Iván: (extrañado) ¿Qué pasa?

Andrea: No vuelvas a hacer eso y menos en este lugar donde todos te conocen a ti y a Matt. No quiero que le vayan con chismes.

Iván: (exasperado) ¡Matt por allí, Matt por allá! ¿Por qué te sigues empeñando en preocuparte por él cuando ya no tienen nada? Es mi amigo, lo aprecio, pero, ocupémonos de nosotros dos y dejémoslo a él a un lado.

Andrea: ¿Ocuparnos de nosotros dos? ¡Por favor, Iván! Deja de ser tan atrevido. El hecho de que yo no tenga algo con Matt por el momento no significa que tú y yo sí lo tengamos, así que déjame en paz. ¡Yo no te quiero!

Iván: (sonriendo incrédulo) ¡Increíble! Hoy me dices eso, pero esa noche en que Matt te hizo un lado, no dudaste irte a la cama conmigo.

Andrea: ¡Cállate! Eso fue un momento de debilidad mío, un error que no se va a volver a repetir jamás.

Iván: (sonriendo incrédulo) Con que un error…  

Andrea: (levantándose) Sí, lo que oíste. Entiende que yo amo a Matt y voy a hacer lo que sea para recuperarlo, así que lo mejor que puedes hacer es desaparecer de mi vista y no interponerte.

Andrea le lanza una mirada fulminante a Iván, toma su bolso y se retira del bar. Él, dolido por las palabras de ella, suspira y le pide al barman que le sirva un trago.

INT. / CASA UZCÁTEGUI, SALA / NOCHE

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Casauz10

Entretanto, Matt, Mariela e Isabela están en la sala platicando. Ésta última lleva consigo su maleta.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Matt10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Mariel10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Isabel10

Isabela: Gracias por darme hospedaje en tu casa, niña Mariela. Te prometo que es sólo mientras encuentro donde quedarme y tal vez no te lo pague nunca, pero te quedará la satisfacción de haber hecho una obra de caridad conmigo.

Mariela: (riendo levemente) Tranquila, no me tienes que pagar de ninguna manera. Tú y yo somos amigas desde hace muchos años. ¿Cómo no te iba a echar una mano en tu situación?

Matt: Exactamente, Isabela. Eres bienvenida. Lo único que te pido es que mantengas una buena actitud para que no tengamos ningún problema.

Isabela: ¡Oh santo cielo! Me lo dices como si fuera una persona insoportable, niño Matt.

Matt y Mariela se miran sonriendo como afirmando aquello que dijo Isabela.

Isabela: Pero no te preocupes, acepto que a veces me paso con mis cometarios, así que voy a tratar de controlarme.

Matt: Bueno, yo me retiro. Estoy muerto después de todo el trabajo que tuve en la oficina hoy.

Mariela: ¿Te vas a dormir sin cenar?

Matt: (aflojándose la corbata) Sí, no tengo mucho apetito que digamos estos días. Culpa del estrés al que tú me confinaste con este trabajo.

Mariela: (riendo) ¡Qué exagerado! Luego ya verás cómo se te pasa el dichoso estrés.

De repente, Erick hace presencia en la sala seguido de la empleada de servicio. Todos se impresionan al verlo sucio, desarreglado, sudando aparatosamente y lleno de golpes.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Erick10

Mariela: ¡Dios mío! ¡Erick!

Erick: ¡Ayúdenme, por favor! ¡Me siento muy mal! ¡Ayúdenme!

Matt: (acercándose a él) ¿Qué te pasó, Erick? ¿Por qué llegas así?

Erick: ¡Ay Matt! (Rompe a llorar y se abraza a él) Tengo mucho miedo, ayúdame…

Erick se desvanece y Matt, muy alertado, lo sostiene para que no se caiga al piso.

Matt: ¡Erick! ¡Erick, reacciona! (Preocupado).

Mariela: Por favor, dígale al mayordomo que venga rápido (Le dice a la empleada).

Matt: Tenemos que hacer algo, se desmayó.

Mariela: Voy a llamar a nuestro médico de cabecera para que venga lo más pronto posible. Matt, tú encárgate de llevar a Erick a su cuarto con ayuda del mayordomo.

Isabela: (alertada) ¿Yo qué, niña Mariela?

Mariela: Tú nada. Quédate aquí (Isabela se sorprende).

El mayordomo de la casa aparece, por lo que entre él y Matt toman a Erick para llevarlo hasta su habitación en el segundo piso de la casa mientras que Mariela saca su celular. Isabela, por su parte, se ve extrañada por el estado tan repentino en que Erick llegó.

INT. / HOSPITAL, HABITACIÓN DE LORENZA / NOCHE

Margarita ha ido a visitar a Lorenza como de costumbre al final del día, sin embargo, se encuentra sentada en un sofá escribiendo en su diario en silencio y sonriendo, mientras Lorenza toma una siesta. En un momento dado, ésta última abre los ojos y ve a la muchacha.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Margar10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Lorenz10

Lorenza: ¿Qué tanto escribes, Margarita?

Margarita: (sorprendida) ¡Mami, te despertaste!

Lorenza: ¿Llegaste desde hace rato?

Margarita: Más o menos, pero como te vi dormida, no te quise despertar y más bien me puse a escribir cómo me fue hoy en mi diario.

Lorenza: Yo pensaba que eran cosas de trabajo, ni siquiera sabía que tenías un diario, pero, ¿qué tanto escribes que sonríes así, de oreja a oreja? ¿Tan bien te fue hoy?

Margarita: No te puedo negar que sí. Cada día que pasa me siento más enamorada de Matt.

Lorenza, al escuchar, no hace un buen gesto en el rostro.

Lorenza: (suspirando) ¿Todavía sigues con lo mismo?

Margarita: (emocionada) ¡Ay mami, es que…! ¡Matt es un hombre maravilloso! Me es inevitable no ponerme como una boba cada vez que lo tengo cerca y pensar en él… Yo estoy segura que, si lo conocieras, hasta bien te caería.

Lorenza: No te deberías hacer tantas ilusiones con ese tipo, Margarita. Él es un imposible para ti.

Margarita: (esbozando su sonrisa) No eres la única que me lo dice. Esta mañana que me encontré al padre Armenteros también me lo dijo, pero, ¿por qué los dos se empeñan en decirme lo mismo? ¿Qué tiene de malo esto tan bonito que siento por Matt?

Lorenza: Es que te estás haciendo ilusiones en vano con un hombre que no te va a hacer ningún bien, que no te conviene.

Margarita baja la cabeza un tanto desilusionada al escuchar las palabras con las que Lorenza intenta convencerla de que se aleje de Matt, a quien cree su hermano.

Lorenza: Piensa, hija. Tú eres una muchacha humilde, mientras él es un alto ejecutivo que de seguro ha de tener muchas admiradoras bonitas tras él.

Margarita: Eso lo dices indirectamente por mi físico, ¿no?

Lorenza: Claro que no. El problema para mí no es ese. El problema es que te hagas daño y si el padre Armenteros también te dijo que no te hicieras tantas ilusiones, deberías hacer caso y alejarte.

Margarita: ¿Cómo? Tú bien sabes que Matt es mi jefe. Lo veo todos los días y hasta trabajamos juntos, con decirte que yo le ayudo con muchas funciones que él ni conoce, porque recién doña Mariela lo nombró el director ejecutivo de la empresa.

Lorenza: Entonces renuncia. Yo ya te lo había dicho cuando me contaste que te habías enamorado de él.

Margarita: Y yo también te dije que no podía. Tú sabes lo difícil que es conseguir un empleo y el que tengo ahora fue como caído del cielo como para que renuncie por una bobada como esa. Perdóname, pero no lo voy a hacer.

Lorenza: Muy bien. ¿Entonces te piensas quedar allá trabajando tan campante enamorada de tu jefe como si nada pasara? ¿Tan masoquista eres?

Margarita: Tampoco es nada grave, mami. Ya te dije… Es una bobada y yo no tengo mucha experiencia en estas cosas, pero si algo sé es que de amor nadie se muere.

Lorenza: (suspirando resignada) Está bien. En vista de que es inútil hacerte entrar en razón, mejor cambiemos de tema. ¿Qué ha sido de Beto? ¿Por qué no ha venido?

Margarita: (nerviosa) ¿Beto?

Lorenza: Sí, él. ¿Le contaste que yo estoy aquí o no sabe?

Margarita: La verdad es que… Yo decidí no decirle nada para no preocuparlo, mamita. Imagínate que al otro día de que te dio el infarto, lo llamaron… Lo llamaron para un trabajo.

Lorenza: (sorprendida) ¿Un trabajo? ¿Dónde?

Margarita: Lejos, muy lejos. En Cartagena (Miente para no preocuparla).

Lorenza: ¿En Cartagena? ¿Pero qué clase de trabajo es?

Margarita: Beto no me dio muchos detalles, pero me aseguró que no era nada malo, así que no te preocupes. Lo que pasa es que yo no le conté lo que te pasó para que no se quedara aquí y aprovechara esa oportunidad que le estaban dando de trabajar.

Lorenza: (sonriendo) Pues hiciste bien. Debo reconocer que a veces Beto es un poquito inmaduro, pero esa es una buena noticia, porque quiere decir que quiere cambiar y se está esforzando. ¿No te dijo cuando vuelve?

Margarita: Eh, no... Pero me dijo que me iba a estar llamando.

Lorenza: Bueno, si todavía sigo en este hospital cuando llame, tampoco le vayas a contar nada. Dile que estoy bien y si pide hablar conmigo, invéntale cualquier excusa.

Margarita: Sí, yo le digo. Tú tranquila.

Margarita no puede evitar sentirse un poco mal al mentirle a quien cree su madre.

INT. / CASA UZCÁTEGUI, SALA / NOCHE

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Casauz10

Hay un cierto aire de preocupación entre Matt, Mariela e Isabela por el estado de Erick, quien ya está siendo examinado en su habitación por el médico particular que llamaron. Mientras Matt y Mariela están de pie, Isabela está sentada.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Matt10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Mariel10La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Isabel10

Matt: El doctor se está demorando mucho. Tal vez hubiera sido mejor llevar a Erick a un hospital.

Mariela: Tranquilízate, Matt. Esperemos a ver qué nos dice cuando baje y si él lo ve necesario, llevamos a Erick a un hospital como dices.

Isabela: Yo sigo impactada, mis niños. Parecía que el cara de orangután francés hubiera salido de una película de terror. Hasta susto me dio cuando lo vi. Estaba muy mal.

Mariela: Yo también lo vi muy mal. Tuve que salir personalmente a pagar el taxi en el que vino y cuando le pregunté al conductor desde dónde venían, me respondió que Erick se subió en una vía saliendo de la ciudad.

Isabela: (extrañada) Esto me huele mal y no fui yo. Para mí que el cara de orangután estuvo en un bar rodeado de mujeres indecentes que lo asaltaron, si es que fueron mujeres…

Matt: (molesto) Isabela, ten en un poco de respeto. Este no es momento para hacer tus comentarios salidos de lugar.

Isabela: ¡Uich! Está bien, niño Matt, me callo.

Matt se muestra preocupado. En ese momento, el médico aparece en la sala.

Mariela: ¿Cómo vio a Erick, doctor? ¿Está mejor? ¿Ya despertó?

Médico: Sí, doña Mariela, no es nada grave. Él está bien. El desmayo sólo fue producto del hambre, la falta de hidratación y el cansancio, pero ya se irá reponiendo en unos días. Voy a recetarle una pomada para que las heridas que tiene en todo el cuerpo cicatricen rápido y un antibiótico para el dolor muscular.

Matt: (desconcertado) ¿Heridas en todo el cuerpo?

Médico: Sí, en el pecho, la espalda, las piernas. Parece que le dieron una paliza y a eso se debe el dolor muscular, pero él no me dijo nada exactamente. Lo único que me dijo es que no prueba bocado desde ayer en la noche.

Todos se sorprenden al escuchar al médico.

Médico: Lo importante ahora es que alimente y se hidrate bien para que recupere fuerzas lo más pronto posible.

Mariela: Está bien, doctor. Muchas gracias por venir. Lo acompaño a la salida para pagarle.

Mariela y el médico se retiran. Matt, por su parte, sube al segundo piso y entra al cuarto de Erick, quien está recostado sobre la cama, aún débil y usando una bata de dormir. Los dos se miran y Matt se queda parado cerca a la puerta, cruzado de brazos.

La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Matt10
La Inocencia de Tu Ser // Capítulo 5 // Escape frenético Erick10

Matt: ¿Cómo te sientes?

Erick: Un poco indispuesto, pero bien. La empleada ya me trajo la cena y comí un poco.

Matt: Me alivia escuchar eso, pero ahora me gustaría escuchar lo que tienes para decir sobre lo que te pasó. ¿Por qué llegaste así?

Erick: Perdóname, Matt, pero quisiera estar solo.

Matt: Perdóname tú a mí por lo que voy a decir, pero esa no es sea la respuesta que estaba esperando después de que no pasaste la noche en casa, no llamaste en todo el día, no te reportaste y para rematar te apareces así de mal de la nada.

Erick voltea el rostro para otra parte y empieza a sollozar. Matt se acerca a él.

Matt: Mariela y yo somos tú única familia en estos momentos, Erick. Te estás quedando en nuestra casa. Lo justo es que nos des una explicación. ¿O es que acaso no confías en nosotros?

Erick: Claro que no, Matt, no es eso. Es sólo que pasé un momento muy amargo y vergonzoso que no deseo recordar, y ahora no me siento del todo bien. Trata de entenderme. Tal vez más adelante, si me das la oportunidad, te cuento todo, pero no me pidas que lo haga ahora, por favor.

Matt: (resignado) Está bien, te entiendo. Mejor te dejo a solas para que descanses y discúlpame si te estaba presionando.

Matt va a retirarse de la habitación, pero para su sorpresa, Erick lo detiene al llamarlo.

Erick: Espera, no te vayas (Matt voltea). Quédate, por favor, no me dejes solo.

Matt se sorprende al escuchando la petición de Erick y se queda de pie al lado de la cama.

Erick: Puede que para ti la amistad que tenemos no signifique tanto como para mí, pero… Yo he aprendido a quererte, Matt…

Matt escucha con atención y Erick derrama varias lágrimas.

Erick: Te tomé bastante aprecio desde el momento en que empezamos a conocernos, porque vi en ti a un amigo en el que podía confiar y en estos días que nos hemos conocido mejor, ha sido maravilloso para mí que esa amistad de tantos años siga en pie. Por eso me haría muy bien si te quedaras conmigo.

Matt: Yo también te aprecio, Erick, aunque yo sé que por el tono en que lo digo pareciera que no, pero tú sabes que a mí no se me da tan bien expresar lo que siento por miedo tal vez a sonar muy cursi o qué se yo.

Los dos ríen levemente. Erick sonríe con sinceridad mirando de cierta forma especial a Matt.

Matt: El caso es que, aparte de que somos primos lejanos, nada me gustaría más que también seamos amigos, porque para mí la amistad que tenemos también es importante, no sólo para ti.

Erick: ¿De verdad? ¿Me lo dices en serio?

Matt: Sí, Erick. Es tanto así que me sentí muy preocupado por ti cuando te vi llegar todo golpeado y te desmayaste, y me da mucho gusto saber que al menos no fue nada grave.

Erick: ¡Ay Matt! Yo…

Erick no puede evitar sentirse emocionado por las palabras de Matt y llora, pero voltea el rostro hacia otro lado para no encararlo.

Erick: Discúlpame, es que no lo puedo evitar…  Me debo ver fatal.

Matt: (riendo) Tranquilo que estamos en confianza (Le pone la mano en el hombro). Yo no soy de los imbéciles que dicen que los hombres no podemos llorar como si no tuviéramos nuestro corazoncito. ¿O tú qué crees?

Erick sólo asienta con la cabeza, riendo entre lágrimas y se limpia los ojos.

Erick: Yo sé que de pronto esto te va a parecer raro o hasta incómodo, pero… (Traga saliva). ¿Me darías un abrazo?

Matt: Claro, hombre. ¿Por qué no?

En una actitud muy simpática y abierta, Matt se sienta en la cama a un lado de Erick y ambos se abrazan durante unos cuantos segundos.

Erick: Gracias, Matt… De verdad, muchas gracias.

CONTINUARÁ...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario